La Confederación Europea de Sindicatos (CES) exige que el salario mínimo en Europa no sea inferior al 60% del salario medio y pide que se empiece a avanzar hacia un salario «digno».
Así lo ha señalado la CES en un informe en el que denuncia la brecha salarial que existe entre los trabajadores europeos, los países del Este y los del Oeste.
La brecha salarial se redujo entre los países del Este y el Oeste de Europa a partir de 1990 y durante la mayor parte de los años 2000. Sin embargo, la crisis económica puso fin «a este desarrollo positivo».
En la actualidad, en 6 de los 11 países de Europa oriental, la brecha se amplió entre 2008 y 2016. En concreto, las caídas más dramáticas se produjeron en Croacia y en Hungría, donde los salarios cayeron del 43% al 37% en el primer caso y del 35% al 28% de la media de la Unión Europea 15.
La brecha también aumentó en Polonia, Rumania, República Checa y Eslovenia. La secretaria confederal de la CES, Esther Lynch, ha denunciado que la brecha es «soprendentemente grave» y que el resultado es el de la «explotación de los trabajadores donde los sindicatos y la negociación colectiva son débiles».
«Los trabajadores de la Unión Europea del Este deben beneficiarse de aumentos salariales que van más allá de la inflación y los aumentos de productividad para compensar la explotación que han sufrido en el pasado», ha asegurado Lynch.
Así, ha asegurado que los gobiernos de los Estados Miembros, las organizaciones sindicales y patronales deberían fomentar la negociación colectiva. «Las empresas multinacionales que operan en el Este de la UE deben pagar salarios más justos y respetar el derecho de sus trabajadores a negociar colectivamente», ha recalcado.
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