Las recesiones económicas suelen tener consecuencias en los movimientos migratorios en intensidad y dirección, habida cuenta de la importancia del factor trabajo y la incidencia del desempleo como desencadenantes de los flujos. Este fenómeno podría explicar el hecho de que en 2016 (y ya son 3 años consecutivos) la disposición a la movilidad geográfica de los trabajadores españoles se redujo significativamente, según la Guía del Mercado Laboral 2017 de Hays.
Teniendo en cuenta solo aquellos trabajadores en activo, son poco más del 50% los que en 2016 estaban dispuestos a valorar la posibilidad de emigrar al extranjero. Esta cifra aumenta si se encuentran en desempleo: sube hasta situarse en un 57%. En ambos casos el porcentaje se encuentra cinco puntos por debajo de los números registrados en 2015, en el que más del 55% de los empleados y un 62% de los desempleados se planteaba trasladarse.
Por orden de preferencia, los países más valorados son Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Suiza e Irlanda. Cabe destacar que en los años anteriores el destino preferido había sido Reino Unido, viéndose desbancado este año por el país americano.
En todos los casos, los motivos para decantarse por seguir en España es el arraigo familiar, seguido muy de lejos por los idiomas o la calidad de vida.
La movilidad interregional genera algo menos de recelo: el 65% de los empleados y el 85% de los desempleados valoraría moverse por España si surgiese un proyecto interesante, pero estas cifras vuelven a estar por debajo de las del pasado año, cuando un 70% de los empleados y un 87% de los desempleados afirmaron valorarlo.
La fuga de talento en España no es un problema
A este fenómeno se le une la intención de retorno de los españoles que actualmente se encuentran trabajando en el extranjero: un 60% de los encuestados afirma que piensa volver a trabajar a España sin condiciones, tres puntos por encima que el año anterior. Además, otro 29% asegura que volvería si la situación económica mejorase, por lo que sumado, es casi un 90% de los expatriados que tienen la intención de volver, el 80% de ellos en un plazo máximo de 5 años.
Además, el 39% de los profesionales residentes en España ha trabajado alguna vez en el extranjero, de los cuales la mayoría (60%) se fue hace más de cinco años, y el 55% regresó hace más de cinco años también, después de haber estado activos en el extranjero entre 1 y 5 años.
Todos estos datos muestran que la fuga de talento no tiene las proporciones necesarias para ser considerada un problema. Los trabajadores que se marcharon ya han regresado en su mayoría, con una formación y perfiles mucho más completos. Estos movimientos se deben a un flujo natural del mercado laboral, fomentado por la globalización y las facilidades de comunicación existentes en la actualidad.
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