5 de noviembre de 2024
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Teletrabajar en España: ¿Realidad o utopía?

El teletrabajo incrementa en al menos un 15 por ciento la productividad de los empleados, contribuye a la sostenibilidad por lo que conlleva el ahorro en desplazamientos y facilita la conciliación de la vida laboral y familiar, pero en España no avanza más deprisa porque la cultura del presentismo, la escasa implantación del trabajo por objetivos y la concepción social del empleo son «un muro de hormigón». 

Lo explican a Europa Press el presidente de la Fundación Más Familia, Roberto Martínez; la emprendedora y creadora de las iniciativas #MamiConcilia, #PapiConcilia y miempresaconcilia.es, Usúe Madinaveitia; y la presidenta de Mujer y Empresa, Carmen Sanz-Chacón, quienes inciden en el avance que supondría alcanzar cotas de implantación al menos cercanas a la media europea.

Fundación Más Familia promovió el Libro Blanco del Teletrabajo en España en el año 2012, un diagnóstico de la situación que no arroja, según afirma su presidente, muchas diferencias con el que se podría dar cuatro años después. En aquel momento se estimaba que el 26% de los españoles realizaba algún tipo de teletrabajo, frente a la media europea del 35%. En EEUU está en el 56%.

«No es que hayamos retrocedido, porque alguna empresa lo ha implantado en este tiempo, pero como todas las medidas de conciliación, en general, ha avanzado muy despacio con la crisis económica porque ha imperado el concepto del ‘ahora no toca’ y el ‘por lo menos tienes trabajo'», explica Martínez.

Eso, pese a que según afirma, «un teletrabajador mejora entre un diez y un quince por ciento su productividad». «Simplemente alguien que se queda en su casa elimina una serie de ladrones de tiempo que en otro ambito sí tiene, como reuniones sobre la marcha, alguien que te enseña una foto o te cuenta algo o se toma contigo un café. Sólo con eso la mejora es del 15% y a partir de ahí, hay estudios que hablan de hasta un 30% en contextos determinados y con elementos que no siempre se dan», señala.

En todo caso, dice que en España «cuesta más que en otras culturas, como la anglosajona, donde son mucho más favorables al teletrabajo porque no lo tienen socializado». «Aquí además de para ganar un sueldo, vamos al trabajo a hacer amigos que es una cosa que un americano no entiende. Eso nos supone un problema añadido, como otros aspectos de corte cultural porque lo que nos sucede a los empleados les sucede a los directivos, que sólo saben gestionar y evaluar a sus equipos en presencia», añade.

En su opinión, este es el «gran muro», porque en realidad, España tiene el resto de los ingredientes: altos niveles de conectividad en los hogares e implantación de dispositivos móviles, problemas de movilidad y contaminación en las grandes ciudades que van en aumento y requieren de soluciones drásticas que reduzcan los desplazamientos y una demanda social que exige poder armonizar su vida personal con el trabajo.

«Esto no va más rápido porque de todos esos ingredientes el más importante son los directivos, y esos no son ‘millennials’, son gente acostumbrada a dirigir personas y equipos con unas pautas muy concretas, presenciales», apunta Martínez. Considera por ello que es cosa de una generación, «quizá de 10 o 15 años» que el muro caiga porque «las nuevas generaciones no tienen tan en su ADN la vida presencial».

LOS REQUISITOS DEL TELETRABAJO

Para conseguirlo, la responsable de Mujer y Empresa apunta que «se necesitan las herramientas necesarias pero también la formación adecuada de directivos y trabajadores para poder diseñar y planificar el trabajo a distancia, eso implica un mayor esfuerzo organizativo», lo que quizá explica por qué «en grandes compañías está empezando a ser una realidad pero no en la pequeña y mediana empresa, que es la que configura el tejido productivo» en España.

«Si a los trabajadores se les diera la oportunidad lo aceptarían, quizá no a diario porque el contacto con el resto de compañeros es importante, pero si parte de la jornada pudiera ser desde casa, muchos lo aceptarían encantados», asegura.

Madinaveitia, que teletrabaja en su propia empresa, plantea que «el primer objetivo es trabajar por objetivos» de modo que exista una forma de evaluar la productividad. «Cubierto ese objetivo por la empresa, ésta tiene que ser la que en primer grado marque las pautas, como fijar qué día a la semana de modo que todo el mundo sepa quién va a estar y quién no. Después se naturalizará y se verá que no pasa nada y somos mucho más productivos», explica a Europa Press.

VENTAJAS PARA LA SOCIEDAD

Esta experta defiende el teletrabajo sobre todo cuando «hay que asumir un proyecto en el que hay que ser especialmente productivo», porque asegura por experiencia personal que el cambio es notable, pero no sólo: sostiene que «es una de las principales medidas que facilita la conciliación» y no sólo en el caso de las familias, sino que «tiene muchos otros beneficios sociales» como los derivados de evitar desplazamientos y disponer de más tiempo para otras actividades.

«Tenemos testimonios de hombres y mujeres que no son padres y concilian por motivos diferentes, por ayudas de la empresa para fomentar el deporte, por ejemplo, o para hacer actividades de voluntariado. El hecho de que la empresa facilite la conciliación a todos los trabajadores repercute positivamente en toda la sociedad porque es tiempo que tiene el trabajador para ser feliz y participar en otros ámbitos», señala.

El presidente de Más Familia considera que el rol de la Administración Pública en este contexto debería ser «impulsar, animar» a que las empresas fomenten el teletrabajo por «responsabilidad social», de forma opcional para sus empleados y sin entrar a tratar de legislarlo y protocolizarlo, sino con incentivos. «Podemos tener verdaderos problemas por la parte de prevención de riesgos laborales cuando el lugar es tu domicilio si nos ponemos a legislar muy fino, se podría llegar a boicotear el teletrabajo», comenta.

Madinaveitia pone el foco también en la iniciativa del propio trabajador que, según el Libro Blanco del Teletrabajo, en un 56% de los casos se acogería a fórmulas de teletrabajo. «Si esperamos a que el Gobierno tome medidas de conciliación no avanzamos. El primero que tiene que cambiar eres tú, luego la empresa y luego el gobierno. Si quieres teletrabajar, pídelo, ve negociándolo, demuestra que si trabajas en casa eres más productivo, marca los objetivos, cúmplelos y haz que tu empresa se plantee montar un proyecto piloto», afirma.

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