En los últimos años, el mercado de trabajo español ha pasado por una de sus etapas más convulsas. Consecuencia de ello, se ha ido dibujando un nuevo mapa de ocupación en nuestro país, que presenta diferentes características.
Es por ello que Adecco, líder en la gestión de Recursos Humanos, en colaboración con los investigadores de Barceló y Asociados, ha elaborado el III Monitor Anual Adecco de Ocupación: un detallado análisis de la evolución del empleo por ocupación en España. En esta segunda entrega[1], se analiza el perfil demográfico de los nuevos trabajadores de nuestro país, en base a datos de la Encuesta de Población Activa que edita el Instituto Nacional de Estadística (última entrega al tercer trimestre de 2015).
Un año atrás, el número de ocupados en España superaba los 18 millones por primera vez desde 2011. En los últimos doce meses, el número de ocupados ha aumentado en 544.700 personas (+3,1%). Con éste, suman seis los trimestres consecutivos con incremento interanual del empleo, hecho que no se registraba desde junio de 2008.
Tras conocer las ramas de actividad donde se ha creado más empleo, el carácter indefinido o no de esos puesto de trabajo, y en qué sectores (público o privado) se ha movido la creación de empleo, es el momento de analizar si los 544.700 nuevos trabajos han recaído en hombres o mujeres, cuál es su formación, su nacionalidad y qué comunidades autónomas se han repartido esta ocupación.
El empleo según los principales rasgos demográficos
Visión general: empleo por sexo
Actualmente trabajan en nuestro país 18.048.700 personas, de las cuales 9,9 millones son varones y 8,2 millones son mujeres. En los últimos doce meses, el número de ocupados ha aumentado en 544.700 personas (+3,1%).
A diferencia de lo que ocurría hace un año (cuando un 80% de los puestos de trabajo creados beneficiaba a los varones), la creación de empleo está siendo equilibrada entre los dos sexos, aunque el mayor porcentaje es para los varones. Por un lado, los hombres sumaron 290.600 empleos (+3% interanual y el 53,4% del total) mientras que las mujeres, por su parte, aglutinaron 254.100 empleos (+3,2% y el 46,6% del total).
Aunque en proporciones variables, nueve comunidades han imitado el patrón general, otorgando la mayor parte de las nuevas ocupaciones a hombres. Los casos más marcados han sido Cataluña (95,8% del nuevo empleo para varones con 34.600 trabajadores; frente a 1.600 empleos femeninos), y Cantabria, (83,3% puestos para hombres -3.000- frente a los 500 para mujeres).
El reparto más igualitario de las nuevas plazas se ha producido en Baleares (11.000 ocupaciones masculinas por 11.600 femeninas) y en la Comunidad Valenciana (48.900 y 43.900, respectivamente).
Por su parte, las autonomías donde más mujeres han captado una mayor proporción de los nuevos empleos son el País Vasco, con el 80,7% (9.200 plazas frente a las 2.200 para varones) y la Comunidad de Madrid, con un 72,1% (43.400 nuevos empleos femeninos y 16.800 masculinos).
Si nos centramos en los crecimientos del empleo con respecto al anterior ejercicio, el mayor incremento de la ocupación masculina se ha registrado en Canarias (+12,9%), seguida de la Comunidad Valenciana (+5%) y Castilla-La Mancha (+4,6%). En lo que respecta a la incorporación de mujeres al mercado de trabajo destacan los datos de Andalucía (+7,2%), y una vez más, Canarias (+5,7%) y la Comunidad Valenciana (+5,5%).
Castilla-La Mancha (59,7%) y Extremadura (58,6%) son las dos autonomías en las que el empleo de varones tiene un mayor peso en la ocupación total. Por el contrario, las comunidades donde las mujeres reciben una mayor porción del empleo total son Asturias (48,5%) y Baleares (47,5%).
Cuando se compara el número de ocupados del tercer trimestre de 2015 con el de 2008, se encuentra una pérdida acumulada de empleo del 12,2%, que se amplía hasta el 16,4% en el caso de los hombres y se modera hasta el 6,5% en el caso femenino.
Baleares es la única autonomía que presenta un nivel de empleo superior al de 2008 (+3,2%), que se desagrega en una reducción de un 2,8% del empleo masculino (la más moderada de todas las autonomías) y un incremento de un 11% en la ocupación de mujeres (única comunidad que presenta ahora un mayor empleo femenino que al inicio de la crisis).
Empleo por sexo y edad
Hace un año, la creación de empleo sólo beneficiaba a las personas mayores de 25 años de edad, mientras que se seguía perdiendo empleo juvenil. Ahora, esto ha cambiado: los empleos creados en los últimos doce meses beneficiaron tanto a jóvenes como a adultos[2]. Concretamente, el número de ocupados de 25 y más años ha aumentado en 453.800 personas (+2,7%) en tanto que el de jóvenes menores de 25 ha crecido en 90.900 (+11,5%, el mayor incremento desde 1987).
Así, el 17% de los nuevos empleos ha sido para menores de 25 años mientras el 83% restante ha favorecido al resto de la población.
En ambos sexos se ha producido una dinámica similar, con un aumento en la ocupación de ambos grupos de edad. En el caso de las personas de 25 y más años, el incremento interanual del empleo ha sido del 2,7% tanto para ellos (247.800 plazas) como para ellas (206.000 puestos). Entre los más jóvenes, el aumento de la contratación ha sido más importante entre las mujeres, cuyo número de ocupadas ha crecido un 13,2% (48.100 nuevos empleos) frente al 10,1% que lo ha hecho el de hombres (42.800 empleos).
Los datos por autonomía representan una gran heterogeneidad, en especial en lo referido al empleo juvenil. En 13 comunidades autónomas se repite la tendencia general, con un crecimiento de la ocupación juvenil mayor que el aumento en el resto de la población.
Castilla-La Mancha es una de las excepciones, con un incremento más abultado del empleo adulto (29.100 plazas; +4,3%) que de jóvenes (300 plazas; +0,8%). Extremadura representa el único caso en el que ambos grupos de edad perdieron empleo: 3.700 puestos los menores de 25 años (-18%) y 1.700 el resto (-0,5%).
En Navarra y La Rioja se mantuvo el patrón de hace un año, con aumento del empleo de mayores de 25 años (+1,6% y +1,9%, respectivamente) y caída del de jóvenes (-0,8% y -13,6%).
Los fuertes retrocesos del empleo de menores de 25 años en La Rioja y Extremadura contrastan con los significativos avances que exhiben Cantabria (+34,3%), la Comunidad Valenciana (+32,3%) y Canarias (+26,4%).
Si además del grupo de edad tenemos en cuenta el sexo de las personas implicadas, la diversidad de situaciones es más amplia, ya que sólo cuatro autonomías –Baleares, Canarias, la Comunidad Valenciana y Madrid- replican el caso general (aumento del empleo en ambos grupos de edad para ambos sexos, aunque más veloz en el caso de los más jóvenes).
Dentro de esta diversidad destaca el caso catalán. En Cataluña, el número de varones menores de 25 años con empleo ha disminuido en 1.300 personas (-1,6%) al mismo tiempo que el de mujeres crecía en 17.800 personas (+25%).
Entre los adultos, la situación ha sido inversa: aumentó la cantidad de varones con empleo (35.900 personas; +2,3%), pero disminuyó el de mujeres ocupadas (16.200 personas; -1,2%).
En el caso de los hombres menores de 25 años, once comunidades autónomas han aumentado el empleo. Aragón (+47% interanual), Canarias (+42,2%) y Navarra (+40,4%) son las que lo han hecho en mayor medida. Por el motivo contrario han destacado Extremadura (-18,3%), La Rioja (-11,1%) y Castilla y León (-3,8%).
Así, han sido catorce las autonomías que han incrementado la contratación de varones mayores de 25 años. Los crecimientos más amplios se han registrado en Canarias (+11,6%), Castilla-La Mancha (+4,6%) y Andalucía (+4,2%). Las únicas que han presentado un saldo negativo son Extremadura (1,8%), Asturias (-1,4%) y el País Vasco (-0,1%).
El colectivo de mujeres ocupadas de menos de 25 años ha mostrado una gran disparidad entre las diferentes autonomías. Entre las 12 regiones donde este número creció, se aprecian incrementos muy elevados en Cantabria (+82,1% interanual), Murcia (+35,2%) y la Comunidad Valenciana (+31,2%). Al mismo tiempo, se han encontrado caídas en el empleo femenino juvenil de gran envergadura, como las de Navarra (-28,2%), Extremadura (-17,7%) y La Rioja (-16,7%).
En el caso de las personas de 25 y más años de sexo femenino también han sido catorce las autonomías en las que su ocupación se ha incrementado. Andalucía (+7,4% interanual), Canarias (+5,5%) y la Comunidad Valenciana (+4,1%) alcanzaron los resultados más favorables. En cambio, Cantabria (-1,7%) y Murcia (-0,6%) fueron, junto con el caso catalán, las únicas comunidades con un descenso en el empleo de mujeres adultas.
La ocupación según el nivel de formación alcanzado
Podemos dividir las etapas educativas en cuatro grandes categorías: 1) Primaria (que incluye a quienes hayan acabado o no esa etapa educativa además del pequeño número de personas sin escolarizar); 2) Primera etapa de educación secundaria; 3) Segunda etapa de formación secundaria y Formación Profesional y 4) Superior (incluye a quienes hayan completado todo o una parte de un grado universitario, además de a quienes tengan maestrías y/o doctorados).
En los últimos doce meses, ha crecido el número de ocupados de los tres niveles formativos superiores, mientras que se ha reducido el de aquellos con educación primaria. Concretamente, han sido contratadas 176.100 personas con primera etapa de secundaria (+3,7%), 222.900 personas con segunda etapa de secundaria (+5,4%) y 163.700 con formación superior (+2,2%). Esas contrataciones fueron parcialmente neutralizadas por el despido de 18.000 personas con educación primaria (-1,4%).
Desde este ángulo, los 18 millones de ocupados se desagregan en 1,2 millones con educación primaria, 5 millones con la primera etapa de la secundaria, 4,3 millones con segunda etapa de formación secundaria y 7,5 millones con formación superior.
La importancia capital de la educación como medio de maximizar las oportunidades de empleo queda ratificada cuando se comparan los datos con los del inicio de la crisis. A lo largo de estos años de mala situación económica, ha aumentado el número de personas trabajando con educación superior mientras ha caído el de trabajadores con menores niveles formativos. Así, puede afirmarse que cuanto menor es el nivel formativo, más profunda ha resultado ser la pérdida de empleo durante la crisis.
En efecto, a lo largo de los últimos siete años, la cantidad de ocupados con formación superior ha crecido en 518.600 personas (+7,4%), mientras que la de aquellos con educación primaria se ha reducido en 1,8 millones (-58,8%), la de quienes cuentan con la primera etapa de secundaria se ha contraído en 614.800 personas (-11%) y la de los que tienen la segunda etapa de formación secundaria o FP ha disminuido en 399.400 (-8,4%).
Esto ha significado un importante cambio en la composición de los ocupados según el nivel de formación alcanzado.
La participación en el empleo de quienes tienen educación primaria se ha reducido a menos de la mitad, pasando de un 14,9% en 2008 hasta un 6,9% ahora (-8 puntos porcentuales). Ese espacio ha sido ocupado en su casi totalidad por personas con formación superior, que en 2008 disponían del 34,3% de los empleos y ahora concentran el 41,5% (+7,2 p.p.). Las dos categorías intermedias han tenido cambios menores.
Andalucía, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha y Galicia son las únicas comunidades con creación de empleo en los cuatro niveles de formación en los últimos doce meses. Solo el País Vasco y la Comunidad Valenciana replican el caso general, con caída del empleo entre las personas con educación primaria e incremento en las restantes tres categorías.
En todo caso, los datos ratifican la importancia clave de la formación a la hora de encontrar empleo: el número de ocupados con formación superior ha tenido un incremento interanual en catorce autonomías. En cambio, el de aquellos con educación primaria solo ha crecido en nueve.
En el tercer trimestre de 2015, el grupo de personas ocupadas con formación superior ha tenido sus incrementos más amplios en Canarias (+7,4%), Andalucía y la Comunidad Valenciana (+5,3% en ambos casos). De las tres regiones donde este colectivo había reducido sus puestos de trabajo destaca el caso navarro (-4,5%).
Más heterogéneas han resultado las variaciones en las restantes categorías. Por ejemplo, las personas con hasta la segunda etapa de la educación secundaria vieron aumentados sus puestos de trabajo un 20,5% interanual en Canarias y un 12,7% en Baleares, al mismo tiempo que perdieron un 5,9% en Cantabria y un 5,8% en La Rioja.
Más dispar aún han sido los resultados para el colectivo de personas con educación primaria. Mientras en Madrid aumentaron sus puestos de trabajo en un 15,5% interanual y un 15% en Castilla y León, en Cantabria perdieron el 35,8% y en el País Vasco el 17,9%.
Los datos autonómicos sí muestran una tendencia similar cuando se comparan con los de 2008. A lo largo de la crisis, en todas las comunidades aumentó el espacio ocupado por las personas con formación superior, al tiempo que se contrajo el del grupo con educación primaria.
Con excepción de Baleares, Castilla-La Mancha y Extremadura, en todas las autonomías el grupo más importante de ocupados es el de quienes cuentan con educación superior. El País Vasco y la Comunidad de Madrid sobresalen por ser las únicas en las que este grupo supone ahora más del 50% de la ocupación: 54,3% y 51,3%, respectivamente. El caso opuesto lo representan Baleares (30,4%) y Castilla-La Mancha (32,8%).
Andalucía (10%), Murcia (10,1%) y Canarias (11,9%) se destacan por ser las únicas regiones en las que las personas con educación primaria ocupan el 10% o más de los puestos de trabajo.
Empleo por nacionalidad
Mientras el número total de ocupados ha tenido un incremento interanual de un 3,1%, la cantidad de ocupados de nacionalidad española ha avanzado un 3%. En cambio, el número de ocupados inmigrantes ha mejorado un 3,7%. Así, los inmigrantes han captado 1 de cada 8 nuevos puestos de trabajo: 69.200 empleos frente a 475.600 puestos de trabajo que benefician a personas de nacionalidad española.
Sin embargo, no todos los grupos de inmigrantes han corrido la misma suerte de cara al empleo. El número de personas ocupadas procedentes de otros países de la Unión Europea se ha reducido un 1,9% (-14.400 plazas) al mismo tiempo que el de aquellas originarias de terceros países ha aumentado un 7,4% (83.600 empleos ganados).
Así, los poco más de 18 millones de ocupados que hay ahora en España se corresponden con 16,1 millones de ocupados de nacionalidad española y 1,9 millones de extranjeros. Este último grupo se compone de 730.900 personas procedentes de otros países de la UE y de 1,2 millones de inmigrantes de otros lugares del mundo.
Los datos de ocupados de nacionalidad española incluyen a aquellas personas con doble nacionalidad (en la gran mayoría de los casos, personas de origen latinoamericano). Si se desglosan ambos colectivos se obtiene una perspectiva diferente que sugiere un aumento aún más veloz en el número de ocupados inmigrantes.
El número de ocupados con doble nacionalidad prácticamente no ha dejado de crecer a lo largo de la crisis (aunque sí moderó su avance en 2012 y 2013). Esto es así porque el paso del tiempo permite a los inmigrantes solicitar la nacionalidad española. En los últimos doce meses, los ocupados con doble nacionalidad han aumentado un 25,8% (94.800 personas) por lo que ahora suman 462.500 personas.
En general, el aumento de ocupados con doble nacionalidad surge de inmigrantes que obtuvieron la ciudadanía española. Así, aún sin cambiar de empleo, dejan de incluirse entre los inmigrantes.
Si se unen en un mismo grupo las personas con doble nacionalidad y los inmigrantes, se obtiene que la cantidad de ocupados inmigrantes “en sentido amplio” (doble nacionalidad + inmigrantes) ha aumentado un 7,3% en los últimos doce meses (164.000 empleos).
Por su parte, la cantidad de ocupados exclusivamente con ciudadanía española ha crecido un 2,5% (380.700 plazas). Desde esta perspectiva puede decirse que los extranjeros han captado 3 de cada 10 nuevos empleos, la mayor proporción desde 2008.
Los inmigrantes equivalen al 10,7% del total de ocupados, igual que hace un año, pero al mismo tiempo, es la proporción más baja desde marzo de 2005. No obstante, si incluimos a los de doble nacionalidad, el total de extranjeros equivale al 13,3% de las personas que trabajan en España, la mayor proporción desde diciembre de 2012, aunque inferior al 14,9% alcanzado en 2008.
En nueve autonomías (entre ellas Andalucía, Galicia, la Comunidad Valenciana, el País Vasco y las dos Castillas) se ha replicado lo registrado a nivel nacional, con un aumento interanual en el empleo tanto de españoles como de inmigrantes, pero más pronunciado en el caso de los segundos (en todos los datos de comunidades autónomas, entre los españoles se incluyen las personas con doble nacionalidad; no están disponibles los datos desglosados).
Asturias, Cantabria, Cataluña, Madrid y Murcia presentan una subida interanual en el empleo de españoles al mismo tiempo que se reduce la ocupación de inmigrantes. En todos los casos, el saldo neto resulta positivo. Por su parte, Extremadura es la única en donde ha disminuido el empleo de ambos colectivos.
Baleares y Canarias son las comunidades con mayor participación de trabajadores procedentes del exterior, con un 21,1% y un 17,9% del total de ocupados, respectivamente. Les sigue Murcia, con un 14,9%. Las proporciones más bajas de ocupados inmigrantes se encuentran en Extremadura (2,7%), Galicia (3,8%) y Asturias (4,8%). Canarias es la única autonomía en que la proporción de ocupados inmigrantes es mayor ahora que en 2008.
Distribución geográfica del empleo en España
Un año atrás, el número de ocupados en España superaba los 18 millones por primera vez desde 2011. En los últimos doce meses, el número de ocupados ha aumentado en 544.700 personas (+3,1%). Con éste, suman seis los trimestres consecutivos con incremento interanual del empleo, hecho que no se registraba desde junio de 2008.
Por regiones, Extremadura ha resultado ser la única comunidad autónoma en la que se ha reducido el empleo, con una pérdida interanual de 5.400 puestos de trabajo (-1,5%).
En cambio, las tres autonomías que proporcionalmente más han incrementado sus colectivos de ocupados han sido Canarias (+9,6%), Andalucía (+5,6%) y la Comunidad Valenciana (+5,2%). Entre las tres sumaron 309.500 empleos, el 57% de los nuevos puestos de trabajo de todo el país. Si a ello le añadimos los 60.200 empleos creados en la Comunidad de Madrid (+2,2%), tenemos que más de dos tercios de las nuevas contrataciones se han realizado en estas cuatro comunidades. Murcia, con un aumento de un 0,8% interanual, fue la única región con un crecimiento inferior al 1%.
Comparando la distribución geográfica del empleo del tercer trimestre de 2015 con la del mismo trimestre de 2008 (año en que comenzó la crisis), se aprecia que doce autonomías mantienen su participación en la ocupación total con ligeros cambios.
Las excepciones positivas son Baleares y Canarias, que ganan 5 y 3 décimas, hasta situarse en el 3,1% y 4,4%, respectivamente. Eso se contrapone a la menor participación de la Comunidad Valenciana (pierde 3 décimas hasta el 10,4%), Cataluña y Galicia (ceden 2 décimas en cada caso, hasta un 17,2% y 5,8%, respectivamente).
Pese a su menor participación Cataluña continúa siendo la autonomía donde hay más gente trabajando, con poco más de 3,1 millones de ocupados (12,7% del total nacional). Le siguen Madrid (ligeramente por encima de los 2,8 millones y representando el 15,5% de todo el país) y Andalucía (poco menos de 2,8 millones de ocupados que suponen el 15,3%).
Cuando se compara el número de ocupados del tercer trimestre de 2015 con el de 2008, se encuentra una pérdida acumulada de empleo del 12,2%, quedando reflejado el efecto de la crisis en el mercado laboral español.
[1] La primera parte del estudio se publicó el pasado 18 de noviembre y analizaba los rasgos socioeconómicos de los nuevos ocupados: http://www.adecco.es/_data/NotasPrensa/pdf/721.pdf
[2] Por evitar excesivas repeticiones de franjas de edad, nos referiremos como empleo juvenil al de aquellos ocupados menores de 25 años y empleo adulto al resto de la ocupación.
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