Una tasa de paro que hoy ronda el 24% (y se dispara hasta el 46,6% en el caso de los menores de 25 años) y tres millones de empleos destruidos es el duro balance de una crisis que ha sacudido de forma dramática a la economía española. La situación ha comenzado a enderezarse en el último año, pero resulta difícilmente comprensible que el desempleo en España triplique el nivel de otros países de la eurozona. Basta con ver las tasas de paro en Austria (5,8%), Holanda (6,9%), Dinamarca (6%) y Alemania (4,7%) para darse cuenta de que algo raro pasa. “La realidad europea es muy distinta a la nuestra. Y parece que no haya por parte de sindicatos, empresarios y ciudadanos conciencia de que esto sea así”, lamentó el profesor Sandalio Gómez durante una sesión de Alumni dedicada al empleo.
Durante la jornada, varios expertos coincidieron en que existen una serie de factores culturales, regulatorios y políticos muy arraigados que ayudan a explicar por qué durante la crisis España ha destruido 11 veces más empleo que Italia y 20 más que Francia.
La ministra de Empleo, Fátima Báñez, recordó los recientes datos del Eurostat que demuestran que, en el último año, cuatro de cada diez personas que abandonaron el paro en la eurozona lo hicieron en España. Báñez destacó que desde 2013 se ha recuperado más de una tercera parte de los tres millones de puestos de trabajo que se destruyeron en la crisis. De ellos, el 99,6% ha sido a tiempo completo, mientras los contratos temporales de menos de un mes de duración no alcanzan el 1% del total. “Crecemos al 3,4% y se crea empleo al 3,2%. Confío en que la senda siga así en los próximos meses”, aseguró.
Buenas prácticas en Europa
Fondo de ahorro. En Austria, las empresas aportan cada mes a un fondo el 1,53% del salario bruto del empleado, como si fuera un salario diferido. El trabajador puede mantener ese fondo de ahorro aunque cambie de empleo, que el Estado incentiva como complemento a las pensiones públicas.
Flexiseguridad. En Dinamarca tampoco existen las indemnizaciones por despido. En el caso danés, se ha optado por el modelo conocido como flexiseguridad que se basa en tres pilares: flexibilidad en la contratación y en la organización del trabajo, alta protección social para los desempleados y fomento de políticas muy activas de empleo y de reinserción laboral.
El contrato a tiempo parcial. En Holanda el 50% de los contratos son a jornada parcial, lo que favorece aspectos como la conciliación familiar y laboral, la incorporación de la mujer al mercado laboral y el aumento de la productividad.
Formación al desempleo. Alemania ha apostado por una serie de medidas enfocadas a reducir el desempleo, con formación intensiva a los parados y sanciones para quienes no se involucren en la búsqueda activa de trabajo. El Estado alemán, a su vez, ha impulsado planes para generar empleo: los minijobs y midijobs, ayudas a la transformación en autónomos, subvenciones a las contrataciones de mayores de 55 años y el empeño en la formación dual, en la que las empresas se implican en la formación y selección de los trabajadores más jóvenes.
Hacia un cambio cultural
“La tendencia es que las indemnizaciones tienden a desaparecer en los países europeos, donde se desarrollan auténticas políticas activas de empleo, se buscan suplementos privados al sistema público de pensiones y hay un impulso verdadero de la Formación Dual. Es necesario que haya un cambio cultural en España es ese sentido”, afirmó Sandalio Gómez.
Los ponentes también coincidieron en la necesidad de avanzar hacia un modelo único de indemnización por despido para terminar con la diferencia que existe en el mercado laboral español entre trabajadores indefinidos y temporales.
Los profesores Juan José Toribio y Sandalio Gómez defendieron la necesidad de reformar la negociación colectiva y rebajar las cotizaciones que hacen las empresas a la Seguridad Social para fomentar la creación de puestos de trabajo.
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