Las oportunidades laborales para los jóvenes españoles mejorarán en la próxima década gracias en gran parte al amplio relevo generacional que se producirá, pero las probabilidades se concentrarán en los más cualificados, mientras que los que tengan menos formación quedarán fuera del mercado laboral. Jóvenes aunque sobradamente precarios.
Esta es una de las conclusiones del estudio «La formación y empleo de los jóvenes españoles. Trayectoria reciente y escenario futuros», elaborado por la Fundación BBVA y dos profesores del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Lorenzo Serrano y Ángel Soler.
Formación superior
En concreto, según el estudio, casi el 60% de las oportunidades de empleo que se generen hasta 2025 estarán destinadas para personas con educación universitaria o formación profesional superior.
Hasta esa fecha se tendrán que cubrir 7,2 millones de jubilaciones y se estima que se crearán cerca de 1,3 millones de nuevos trabajos, fundamentalmente en el sector de servicios privados, como en el sanitario, educativo, de telecomunicaciones o bancos.
Esas son las estimaciones más pesimistas, porque en un escenario un poco mejor las previsiones de puestos de trabajo a cubrir serían de 8,9 millones, según los investigadores, y 9,7 en el más optimista.
Si se diera el escenario medio, las oportunidades de empleo previstas por nivel de estudios serían de 5,2 millones para los jóvenes con formación superior; 3,5 millones con estudios medios, y 197.000 con formación básica.
Además, en estos últimos las opciones de empleo, que serán «casi inexistentes» (un 2%), estarían ligadas a las jubilaciones, no a la creación de empleo.
Preocupan los ni-nis
El mercado laboral dejará fuera por tanto a los jóvenes menos cualificados y preocupa especialmente la situación de los jóvenes bautizados como ‘ni-nis‘, que podrían estar en riesgo de ser excluidos del mercado laboral y quedarse «en un tipo de trampa permanente», según Serrano.
«Son muchos los jóvenes que no estudian ni trabajan, -advierte el investigador- y el porcentaje de los que además no buscan empleo es más bajo que la media de la UE. Y lo más grave es que mas del 60% de los parados menores de 25 años que no estudian carecen de estudios posobligatorios y esas carencias no las están paliando».
Los jóvenes con formación superior tienen trece puntos porcentuales más de probabilidades de trabajar que otros sólo con los estudios obligatorios, por eso este factor ha actuado como protección para éstos durante la crisis.
Pero si además de esos estudios posobligatorios, se cuenta con un alto nivel de competencias, entendidas como destrezas y conocimientos adquiridos -idiomas, informática, prácticas laborales o liderazgo en el trabajo- , ese porcentaje puede incrementarse en otros trece puntos.
Españoles con pocas competencias
Y ahí los jóvenes españoles muestran pobres resultados, incluso entre los que cuentan con estudios superiores escasea un nivel competencial más alto ya que sólo alcanza un 5% frente al 14,7% de promedio de la OCDE.
El nivel de competencias es tan determinante, según los investigadores, que una parte importante de la sobrecualificación se ve matizada por este factor.
Uno de cada dos universitarios que está en ocupaciones que no requieren formación superior tiene un nivel bajo o medio-bajo de competencias.
Existen problemas en cuanto al nivel de competencias, pero también en la formación por la polarizacion entre niveles educativos altos y bajos y «demasiado» abandono educativo temprano.
Cambiar subvenciones por formación
Para afrontar estos escollos y que se aprovechen esas oportunidades laborales, los investigadores proponen mejorar el funcionamiento de la enseñanza desde los niveles más básicos con el fin de reducir el fracaso escolar.
También abogan por reforzar las políticas activas de empleo y centrarlas menos en los subsidios y más en la formación el asesoramiento personal al parado, además de desarrollar iniciativas públicas y privadas mas potentes que las actuales para mejorar el empleo en los jóvenes escasamente cualificados ya que sin ellas sus riesgos de exclusión laboral «son elevados».
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