Sombrero, gabardina o gabán de los de antes, pipa en mano y lupa componen el atuendo de un detective de renombre. Se trata de un cliché tan asentado en la sociedad como que la profesión de detective privado es una profesión de hombres. Sin embargo, la realidad es que las mujeres pisan cada vez con más fuerza en el gremio de la investigación privada y en los últimos años han aflorado en nuestro país varias empresas de detectives especializadas y formadas sólo por féminas. Según los estudios más recientes del sector, más de un 30% de los investigadores privados en España son mujeres.
Ángela Martí, directora de Global Risk Detectives y con un bagaje de más de 30 años como investigadora privada, asegura que “las profesiones de hombres son ya una utopía en una sociedad tan cambiante” y que las mujeres detectives juegan con ventaja en muchas situaciones. “Ellas generan más confianza en los clientes, creen que no les vas a engañar por el simple hecho de ser una mujer. Además, ciertos trabajos o situaciones son mejor entendidos por una mujer, ya que los hombres presentan unos tópicos generacionales brutales”, sentencia Martí.
Otra de las ventajas de llevar tacones en esta profesión es la de pasar desapercibida en multitud de situaciones. “Cuando realizas una llamada telefónica dentro de una investigación nadie sospecha que la mujer que está al otro lado del teléfono es una detective privada”, explica la responsable de la agencia.
Pese a que la investigadora privada Ángela Martí asegura que la mayoría de las investigaciones son de despacho y que las de seguimiento son las menos frecuentes, el rol de la mujer en estas últimas da mucho más juego: “un día te recoges el pelo en un moño, otro día en una trenza y al siguiente te lo dejas suelto”, explica. Las ventajas son tantas que, según explican desde la agencia, muchos clientes ya reclaman ser atendidos por investigadoras privadas.
Por lo que hace a la vida personal, uno de los problemas principales de las mujeres en el ámbito de la investigación privada es la conciliación de la vida familiar y laboral, ya que se trata de una profesión que requiere muchas horas de dedicación. “Si una se lo puede permitir, la investigación de despacho es la que más se ajusta a la conciliación de trabajo y familia”, asegura Angela Martí.
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