Sin embargo, el Ejecutivo ha acompañado este horizonte de recuperación de un incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) del 0,5% y de una congelación del Indicador Público de Rentas de Efectos Múltiples (Iprem).
Además, la fórmula para la revalorización anual de las pensiones incluida en la última reforma de las pensiones (en última instancia, el equivalente al sueldo de los jubilados) ha aconsejado que, dadas las circunstancias económicas, un año más la subida sea la mínima legal del 0,25% para salvaguardar la solvencia del sistema público.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, admitió en el último Consejo de Ministros del año que estas subidas son «modestas», pero se apresuró a explicar que con el IPC en negativo (-1,1% de acuerdo con el indicador adelantado de diciembre), la ganancia de poder adquisitivo será mucho mayor.
El jefe del Ejecutivo resumió en dicha comparecencia la situación actual de los salarios y su previsible evolución en 2015. Así, considera que la economía se ha beneficiado de la ganancia de competitividad que ha permitido la moderación salarial pactada por los agentes sociales entre 2012 y 2014, y ahora cuenta con el margen que le da la baja inflación y la tregua sin precedentes del precio del petróleo para seguir ese camino y apuntalar la recuperación.
En las empresas la lectura que se hace es la misma, hay que contener salarios para no echar por tierra el camino recorrido. Si bien, los sindicatos, compartiendo el diagnóstico de que hay que cuidar la inicipiente recuperación, se aferran a que el camino de salida de la crisis pasa por recuperar el poder adquisitivo perdido para reactivar el consumo y aumentar así los ingresos de las empresas y la recaudación para las arcas públicas.
En ese tablero se libra la partida de los salarios para 2015 toda vez que el Gobierno ha movido sus fichas. Las patronales CEOE-Cepyme y los sindicatos CC.OO. y UGT no han cerrado aún la renovación del II Acuerdo Interconfederal para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) para los próximos años, que debe servir de guía para las próximas revisiones salariales. El acuerdo debería haberse cerrado antes de terminar 2014, pero, tal y como ocurrió en 2012, se demorará aún un poco más.
Los empresarios apuestan por mantener un umbral de subidas salariales que rondaría el 0,6%, en línea, señalan, con las subidas que se están produciendo en los convenios colectivos firmados este año. A partir de ahí creen que en aquellas empresas o sectores donde sea posible y haya margen se puede aspirar a mayores incrementos retributivos.
Los sindicatos en cambio, quieren establecer un mínimo, que podría ser el IPC medio del año (ya que actualmente está en sus niveles más bajos), para garantizar el poder adquisitivo de los trabajadores, y a partir de ahí aplicar subidas de acuerdo con la productividad.
Ello pasa por incluir cláusulas de salvaguarda, insisten los sindicatos, que en ningún caso quieren establecer límites ni horquillas y por tanto no concretan porcentajes de incrementos significativos, aunque recuerdan, eso sí, que los trabajadores han perdido 7,1 puntos porcentuales de poder de compra durante la crisis.
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