La Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han publicado este jueves un informe conjunto en el que recomiendan a los Estados miembros medidas para atraer a inmigrantes extracomunitarios cualificados y facilitar su integración con el fin de hacer frente al impacto del envejecimiento de la población en el mercado laboral.
Entre 2013 y 2020 la población en edad de trabajar (entre 15 y 64 años) disminuirá en Europa en 7,5 millones de personas (-2,2%). Partiendo de la hipótesis de una migración neta cero, se calcula que la población de la UE-28 en edad de trabajar haya disminuido aún más en 2020, hasta 11,7 millones de personas (-3,5%), según alerta el informe.
Todo ello tiene implicaciones que no son sólo demográficas sino que afectan al mercado laboral, subraya el estudio, que apunta que el déficit y la poca adecuación de las capacidades serán asuntos cruciales en la UE. De hecho, ya en la actualidad y pese a la atonía del mercado de trabajo, el 40 % de las empresas de la UE tienen dificultades para encontrar trabajadores con el perfil que necesitan. Los datos disponibles apuntan a que, en la mayoría de los países de la OCDE, las necesidades de mano de obra en la próxima década se concentrarán en determinadas ocupaciones; en gran medida, de alta cualificación, pero también de niveles intermedios.
«Puede sorprender que estemos hablando de gestionar las migraciones económicas para responder mejor a las necesidades del mercado laboral, cuando muchos países europeos conocen un desempleo persistente y se da una creciente reacción adversa a la inmigración. Sin embargo, a Europa ya le estaría yendo mejor si hiciéramos un uso más eficiente de las cualificaciones de los inmigrantes», ha dicho el director de Empleo de la OCDE, Stefano Scarpetta, en un comunicado.
«La realidad actual es que muchos Estados miembros no pueden cubrir sus necesidades de personal solo con sus trabajadores autóctonos. La cuestión no es si necesitamos a los emigrantes, sino cómo sacar el máximo partido de la migración. Para ello necesitamos políticas activas de integración que sean abiertas, transparentes y realistas, así como un liderazgo político fuerte», ha señalado la comisaria de Interior, Cecilia Malmström.
Actualmente, el nivel de emigración de personal cualificado de terceros países a la mayoría de los Estados miembros es bajo, pese a que se haya liberalizado la normativa de migración. El informe indica que esto se debe al sistema jurídico de admisión y a que, en la mayoría de los países, los empleadores son reacios a contratar extranjeros.
Por ello, Bruselas y la OCDE recomiendan varias opciones para el futuro, como buscar un mejor equilibrio entre las necesidades de los empresarios y los mecanismos de salvaguardia y mejorar las herramientas que permitan a los empresarios identificar a posibles trabajadores inmigrantes, entre ellos estudiantes extranjeros.
En 2013, los nacionales de terceros países que residían en la UE presentaban una tasa de empleo 12 puntos por debajo de la media de los autóctonos (52,6% frente a 64,5%); diferencia más pronunciada en los niveles de educación universitaria. Para hacer frente a esta significativa pérdida de capital humano, el estudio aconseja facilitar el reconocimiento de las titulaciones extranjeras, garantizar que los inmigrantes tengan acceso a las políticas activas de empleo y ofrecerles una formación lingüística adaptada.
Finalmente, Bruselas y la OCDE aconsejan promover la movilidad de la mano de obra dentro de la UE. Los trabajadores desplazados de la UE, dice el estudio, contribuyen claramente al crecimiento global del empleo: presentan una tasa de empleo (68%) más elevada que los nacionales (64,5%).
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