A pesar de que se esperaba un plan de choque contra el desempleo, CCOO denuncia que el Plan para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia, aprobado por el Gobierno el pasado viernes, no incluye medias para mejorar la empleabilidad y aumentar la protección de los parados de larga duración y tampoco servirá para impulsar el crecimiento con la fuerza necesaria, a pasar de su nombre.
España es el país con la segunda tasa de desempleo más alta de la UE, sólo superada por Grecia, y roza los seis millones de desempleados, a pesar de los cual el Gobierno aun no ha sido capaz de movilizar un euro para relanzar las políticas activas de empleo que, por el contrario, se han recortado a la mitad desde el año 2010. La Comisión, la OCDE y el FMI han reclamado también a España la puesta en marcha de políticas de formación, inserción, orientación y colocación para parados, así como la mejora de las labores coordinación de estas tareas entre los distintos servicios públicos de empleo regionales.
Desgraciadamente, advierte CCOO, no parece que, tras el final de la recesión, la lucha contra el desempleo de larga duración desde los presupuestos o los servicios públicos de empleo vaya a formar parte de la estrategia económica gubernamental. El Gobierno cifra el éxito de su política en rebajar impuestos a familias, eliminando el recargo del IRPF, y a las empresas, con un recorte del Impuesto de Sociedades centrado en las grandes empresas. Según el Ejecutivo, poner dinero en el bolsillo de las familias y las empresas es la mejor estrategia en esta coyuntura, pues es el mercado y no el Estado quien mejor puede asignar estos recursos para generar un mayor crecimiento. La estrategia, además de construirse sobre intereses electorales espurios, supone abandonar a su suerte al 54% de los desempleados de baja formación y bajo nivel de empleabilidad, y apostar por una sociedad con más excluidos.
CCOO cree que la economía española se enfrenta a un escenario de débil crecimiento debido a las limitaciones presupuestarias, el alto endeudamiento de empresas y familias, y la falta de crédito y su elevado coste para financiar nuevos proyectos de inversión y consumo. Adicionalmente, el sector de la construcción con mucho arrastre sobre el desempleo poco cualificado durante las salidas de crisis, no parece que vaya a estar presente en ésta. En consecuencia, muy probablemente, el desempleo se va convertir en una situación permanente para algo más de la mitad de los desempleados, si no se toman medidas contundentes con finalidad paliativa y mediante fórmulas que combinen formación, inserción y protección.
El Gobierno, en cambio, precisa CCOO, parece poco sensible a esta situación. No está preocupado de que el paro cristalice en desempleo estructural y que esto aumente las crecientes bolsas de exclusión social. Es más, para el Gobierno estos desempleados parecen jugar un importante papel en la estrategia de devaluación salarial interna, presionando a la baja los salarios de entrada de las ocupaciones menos productivas -que se están hundiendo provocando que aumente el número de ‘trabajadores pobres’- y que el empleo sea, cada vez menos, una garantía para salir de la pobreza.
El plan presentado el viernes desarrolla una parte del Programa Nacional de Reforma para 2014, en lo que tiene que ver con la mejora de la financiación y la competitividad de las empresas. Sus autores afirman que movilizará 10.700 millones, 4.400 millones en forma de préstamos o garantías, 2.670 millones procedentes de la iniciativa privada y los 3.630 millones del sector público, mayoritariamente financiados o cofinanciados por la UE. En consecuencia, el 66% de los recursos del plan están condicionados a que alguien pida un crédito o el dinero lo ponga la iniciativa privada, con lo que su grado de ejecución puede terminar siendo muy bajo. En segundo lugar, el desembolso de dinero público parece obedecer a una reordenación de recursos ya existentes, sin que se vayan a sumar recursos nuevos. El plan presenta como nuevo algo que ya existe, para que parezca que el Gobierno se aplica en una política, no sólo de austeridad, sin también en favor del crecimiento, peor en la práctica se tratar más bien de una operación de marketing. Como dijo el Presidente del Gobierno se trata de un «plan sin aumento del gasto».
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