Fue proclamado el 22 de noviembre de 1975, tras la muerte de Francisco Franco, de acuerdo con la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947. La Constitución española, ratificada por referéndum popular el 6 de diciembre de 1978 y promulgada el 27 de diciembre del mismo año, lo reconoce expresamente como rey de España y legítimo heredero de la dinastía histórica de Borbón, otorgándole la jefatura del Estado. La Carta Magna confiere a su dignidad el rango de símbolo de la unidad nacional. Anteriormente a su proclamación, había desempeñado funciones interinas en la jefatura del Estado durante la enfermedad de Franco.
A lo largo de su reinado, el rey ha gozado de un elevado apoyo popular tanto en España como en Iberoamérica. Sin embargo, en 2012 esta tendencia cambió de forma drástica y el apoyo se redujo hasta el punto de que, en abril de 2013, un 53 % de la población desaprobaba la forma en que desempeñaba sus funciones, aunque manteniendo una valoración positiva superior con respecto a las diferentes partes del organigrama político español.
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