La mayoría de los directivos no están dispuestos a correr el riesgo de sentarse en el sillón del número uno. La falta de líderes preocupa a las empresas
Suenan señales de alarma entre los ejecutivos que están llamados a ser la próxima generación de CEO. El atractivo tradicional de este puesto en las principales empresas está cediendo el terreno a otros, como los altos cargos en las firmas de capital riesgo.
La causa: en el 60% de los casos en los que se produce una crisis, la culpa recae sobre el CEO. El dato se desprende del estudio Safeguarding Reputation, elaborado por Weber Shandwick y presentado ayer en Madrid.
"La próxima generación de líderes no querrá ser CEO", aseguró Leslie Gaines-Ross, responsable de Estrategias de reputación de Weber Shandwick y Directora mundial de Knowledge & Research de Burson-Marsteller
En su opinión, el hecho de que los primeros ejecutivos sean el centro de todas las críticas por parte de la opinión pública -clientes, accionistas, proveedores y medios de comunicación, entre otros- y se "observe con lupa" todos sus movimientos, está restándole atractivo a la figura del CEO.
La respuesta de los ejecutivos se relaciona con un mercado "en el que cada vez es más difícil mantener una buena reputación de la empresa".
Negativa
De acuerdo con los datos del último estudio global realizado por Burson–Marsteller junto con el Economist Intelligence Unit (EIU), los altos ejecutivos continúan mirando la posición de CEO con aprensión.
El informe conocido como “CEO Capital” revela que actualmente los ejecutivos lo piensan dos veces cuando se trata de llegar al puesto más alto.
El 54 por ciento de los consultados a nivel global aseguró que no quisiera ser director ejecutivo (CEO) si se le diera la posibilidad de escoger.
Los niveles más altos de desilusión con respecto al cargo de director ejecutivo se encuentran en Norteamérica y Europa en donde un 64 y un 60 por ciento respectivamente declinarían una oferta de director ejecutivo.
Buena imagen
La reputación de una empresa se está convirtiendo, según Gaines-Ross, en un aspecto fundamental para el éxito de las compañías, ya que la "opinión pública se ha convertido en algo muy poderoso" que puede influir tanto en la cotización de los títulos de una compañía como en su cuenta de resultados.
Google o General Electric son algunas de las empresas con mayor reputación en todo el mundo, según Gaines-Ross, quien, pese a todo, elige a Starbucks como modelo del apoyo que se puede conseguir por parte de los clientes si se tiene una buena imagen.
Entre las causas que más afectan la pérdida de credibilidad de una empresa o de un CEO, se encuentran los escándalos contables, seguidos de la falta de ética, la mala conducta de los ejecutivos, la filtración de información confidencial y las políticas poco responsables con el medio
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