El consejo de GAP esperó el lunes hasta el cierre del mercado para anunciar que sus miembros habían llegado a un acuerdo con su consejero delegado, Paul Presser, para que este dejara el puesto. Robert Fisher, hijo de los fundadores y mayores accionistas de la compañía además de presidente del consejo, había estado explorando este movimiento en conversaciones con el resto de los miembros de este órgano de gobierno. No ha sorprendido a nadie.
La salida de Pressler era algo con lo que se especulaba en Wall Street y en el propio sector desde hace meses debido a la delicada situación de una cadena de moda que hasta hace unos años había sido la favorita de los quinceañeros estadounidenses. GAP se había forjado una imagen de 'tienda universitaria' en casi todo el mundo a pesar de no tener una uniforme presencia global.
La caída de las ventas, la falta de una estrategia clara en cuanto a su imagen, algo capital en una empresa de moda, y la fuerte competencia han complicado mucho la marcha de la marca GAP y la de su filial de bajo precio Old Navy. Su marca más clásica Banana Republic goza de mejor salud.
La cuestión de la competencia es seria porque no solo está protagonizada por compañías similares inspiradas al menos parcialmente en su éxito como American Eagle y Abercrombie & Fitch o H&M, sino también por una gran cadena de distribución de crecimiento imparable y bajos precios: Target, la estrella de este segmento.
A principios de mes, GAP rebajó por tercera vez en seis meses sus proyecciones de beneficios, algo que era fácil de deducir después de una temporada navideña en la que las ventas cayeron un 8%. Son cifras que los analistas consideraron malas por producirse en la temporada más importante del sector y peores si se añade que los descuentos y rebajas adelantadas dominaban las ofertas. Tras la tercera revisión a la baja, el consejo puso en manos de Goldman Sachs la tarea de buscar alternativas para la compañía sin descartar la venta al capital riesgo que tan activo está y tanto interés muestra en esta industria.
GAP busca ahora un nuevo líder y esta vez con experiencia en el sector. Alguien con un perfil alejado del de Pressler quien llegó en 2002 al frente de la compañía tras dirigir los parques temáticos de Disney. De forma interina será el propio Fisher el que se ponga al frente de la empresa además de formar parte del grupo que buscará al nuevo consejero delegado.
Opciones para el capital riesgo
Los analistas vieron ayer de forma positiva la salida de Pressler aunque en algunos quedaba la duda de si este movimiento era compatible con la opción de venta de la compañía que puede estar manejando el banco de inversión. Es la opción que la familia Fisher, fundadora y mayor accionista, contempla con menos entusiasmo y se baraja estaría condicionada a su mantenimiento en el accionariado.
Las empresas de capital riesgo que podrían estar interesadas en la compañía normalmente se ocupan de decidir quién está al frente de las compañías. Ayer, The New York Times, informaba de que algunos posibles candidatos a la compra se habían aproximado a Millard Drexler, antiguo consejero delegado de GAP, ahora al frente de la competidora J. Crew para volver. Drexler que fue contratado por las empresas de capital riesgo que compraron J. Crew ha asegurado que no tiene interés.
Jeff Black analista de Lehman explicaba ayer que 'aunque GAP aún ser vendida o sacada de Bolsa, la acción del consejo sugiere que el consejo está comprometido con una estrategia para tratar de arreglar GAP y Old Navy. GAP tiene 3.157 tiendas, la mayor parte de ellas de esta marca y Old Navy, algo que los analistas consideran sobredimensionado. Tras hacer un diagnóstico positivo del cash flow y la liquidez de la compañía, Standard & Poor's opinaba ayer que es una buena idea que se busque a un ejecutivo con experiencia. 'Pero esperamos que lleve tiempo contratar a un nuevo consejero delegado y que el nuevo equipo gestor pueda tener un impacto significativo para dar la vuelta en las continuas caídas e ventas de GAP y su rentabilidad. Pressler se va de la empresa con una compensación que puede alcanzar los 14 millones de dólares.
Un equipo de lujo para buscar al líder
Se busca ejecutivo con experiencia profunda de la venta al por menor, de la mercadotecnia, especialmente en el mundo de la moda, entienda el proceso creativo y pueda poner en marca estrategias en un medio complejo y con tamaño además de mantener una disciplina fiscal férrea'.
Podría ser un anuncio en las páginas de empleo pagado por GAP pero no lo será porque para buscar el perfil de esta persona (descrito con profusión en el comunicado de prensa) se ha seleccionado a un grupo calificado de muy competente, por analistas como Dana Cohen de Bank of America. Cohen cree que GAP tiene muchas opciones de ser recatada.
El grupo de gurús a la búsqueda de consejero delegado está presidido por Robert Fisher, responsable interino de GAP e hijo de sus fundadores, Adrian Bellamy, presidente de The Body Shop International, Donald Fisher, fundador, Domenico De Sole, ex presidente de Gucci Group y Bob Martin, ex consejero delegado de Wal-Mart International. La única duda de los analistas es que este proceso se dilate y se llegue tarde aunque sea con uno de los más brillantes candidatos.
El perfil es radicalmente distinto al del saliente Paul Pressler. Procedente de la gestión de parques temáticos de Disney, él mismo dijo que la moda no era lo suyo y aunque saneó las cuentas de la empresa y recorto costes no pudo imprimir una sensación de dirección entre los diseñadores lo que aumentó la confusión de la clientela.
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