El consejero delegado del Grupo Santander, Alfredo Sáenz, pidió a los principales ejecutivos del grupo en su última reunión con ellos que hagan esfuerzos para conseguir que la entidad sea la más eficiente del mundo, ya que ello se traducirá en una mejora de los resultados.
Ante 1.300 directivos, Sáenz explicó que ser más eficiente que el resto de competidores en cada uno de los mercados en los que están presentes puede suponer al grupo ganar 2.000 millones de euros más.
Gestionar bien la eficiencia -apuntó el ejecutivo- es uno de los grandes retos que se plantea en esta "competición" en la que está inmersa el Santander y en la que cada vez es más difícil la tarea, ya que el resto de entidades están despertando y haciendo mejor sus deberes.
Prueba de ello es que las entidades españolas están abriendo más oficinas, los bancos británicos están reforzando sus redes de ventas y los grupos internacionales han descubierto las ventajas de la banca al consumo, los mercados emergentes, los controles de costes y la importancia de la globalización, apuntó.
Ante estos avances de los competidores, Sáenz animó a sus directivos a "trabajar duro" para mantener su ventaja y les recordó que ahora su competición es la de los grandes grupos financieros internacionales y que "ya no vale copiar soluciones de otros", porque están en la primera línea y ahora marcan tendencia.
Para salir victorioso de esta carrera de Fórmula I -el Santander patrocina al equipo de Fernando Alonso-, dijo el consejero delegado, el grupo está dispuesto a "sacrificar" resultados en el corto plazo para ganar en el medio plazo.
Es lo que él definió como "invertir en el futuro del negocio porque no creemos en exprimir el limón".
Sus proyectos para los próximos tres años (el plan I-09) pasan por ampliar la capacidad comercial, por invertir en tecnologías y por realizar adquisiciones selectivas, como las abordadas en los últimos ejercicios por Santander Consumer.
No obstante, el consejero delegado advirtió de que en esta competición también existen muchos "vicios" y riesgos, por lo que recomendó administrar bien el crecimiento.
En un grupo demasiado grande y complejo -dijo- se corre el riesgo de "morir de éxito y de invulnerabilidad", ya que la burocracia puede impedir aprovechar oportunidades de crecimiento y se puede también perder la presión comercial, la agresividad y la responsabilidad de gestión.
También advirtió del difícil momento actual, en el que el "acceso al dinero fácil está siendo la raíz de muchas de las enfermedades del momento" -como la crisis hipotecaria en Estados Unidos- y que hay que superar, aseguró, con mejores modelos de predicción y aprovechando oportunidades de "evacuación de riesgo, especialmente en áreas que conocemos menos".
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