La savia nueva ha sentado bien al sector del motor. La entrada de directivos procedentes de otras industrias ha coincidido con la primera vez en más de un lustro que todas las compañías están en beneficios. Todas menos BMW y Renault han ganado más.
A la industria de la automoción le comienza a cicatrizar la herida por la que han salido en forma de hemorragia miles de millones en pérdidas. Por primera vez desde 2002, todos los principales fabricantes de automóviles del planeta cerraron el primer semestre del ejercicio en beneficios. Es más, sólo dos de ellos, BMW y Renault, no lograron mejorar sus resultados con respecto a la primera mitad del ejercicio 2006. DaimlerChrysler ha retrasado sus resultados debido a la venta de Chrysler.
Los fabricantes están recogiendo por fin los frutos de las dolorosos recortes de costes que han puesto en práctica en los últimos cuatro años y que han supuesto unos 90.000 despidos en el periodo sólo en Europa.
La recuperación del sector de la automoción, sin embargo, no ha sido mérito únicamente de la propia industria. Algunos de los fabricantes con mayores problemas han decidido dejar la gestión a manos de varios ejecutivos con nula experiencia en la industria de la automoción. El último caso ha sido el de Chrysler, quien el pasado lunes designó máximo ejecutivo al ex presidente de Home Depot y de la filial de energía de General Electric.
Y los recién llegados van camino de resolverlos. El caso más llamativo es el de Sergio Marchionne, el consejero delegado de Fiat, un abogado con un pasado en el aluminio y la biotecnología quien junto a su equipo 'ha dado la vuelta a una compañía considerada hace dos años el mayor desastre del sector', según el Wall Street Journal.
Ford también ha recurrido a gente de fuera. En su caso, el elegido ha sido Alan Mulally, uno de los principales artífices del renacer de Boeing, grupo en el que pasó 37 años. El directivo ha diseñado un plan de reestructuración que incluye cerrar 16 plantas y eliminar 45.000 empleos para poner fin a unas pérdidas de 9.800 millones en 2006, las peores de su historia.
El nuevo presidente de PSA Peugeot Citroën, Christian Streiff, proviene por su parte del gran rival de Boeing, EADS. También tiene un plan de reajuste encima de la mesa para poner freno a dos ejercicios de erosión del negocio.
Después de una caída en la rentabilidad del 2% en 2006, de perder cuota de mercado en Europa el constructor galo se impondrá una reducción de costes del 30% en el horizonte de 2010. Por el momento también ha logrado vender más.
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