"Estuve tres años en el campo en Barcelona, de ilegal, y volví porque quiero trabajar en mi país. La gente piensa que en España se vive mejor y cuando les intento explicar que se vive mucho mejor aquí, en Gambia, que en España de ilegal, no me creen. A mis hijos no les dejo ir a España. Si pudiera darles lo que quisiera, no les daría dinero, les daría una formación. La educación es lo único que nunca les podrán robar", explica Abdullah, gambiano de 56 años, en el mercado de Banjul, la capital del país. Acompaña a un grupo de turistas catalanes, toda una señal de buen augurio para un país donde el 59,3% de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza extrema.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, firmó un acuerdo en Banjul con la vicepresidenta gambiana y ministra de Asuntos de la Mujer, Isatou Njai-Saidy, para construir en el país africano una escuela-taller que forme a jóvenes gambianos en hostelería, construcción, agricultura, pesca y turismo con un doble objetivo: fomentar el empleo en Gambia y mano de obra cualificada que pueda venir a España con un contrato de trabajo. "Los gambianos son unos trabajadores excelentes, muy disciplinados. La formación profesional en origen es la fórmula para evitar que la gente se juegue la vida en el Atlántico", afirmó Caldera, que ayer se comprometió a dejar en Gambia uno de los 10 millones de euros que el Gobierno ha destinado para la construcción de escuelas-taller en el África subsahariana.
Acuerdo diferente
En España viven unos 20.000 ciudadanos procedentes de Gambia y casi 10.000 trabajan legalmente, explicó Caldera, respondiendo a un joven periodista gambiano que, escéptico, preguntó primero en qué se diferenciaba éste de otros acuerdos, y después, si el Gobierno español tenía previsto hacer otra regularización para legalizar a los emigrantes procedentes de su país en España. "La población activa gambiana en nuestro país está trabajando. No es necesario regularizar su situación porque ya son legales. Este acuerdo va a ayudar a mucha gente", respondió Caldera. "Los jóvenes son una prioridad para el presidente de Gambia y el Gobierno español comparte esas aspiraciones", le apoyó el ministro de Asuntos Exteriores gambiano, Bala Garba Jahumta.
Con ésta, serán ya ocho las escuelas-taller que el Gobierno español financia en el África subsahariana: una en Mauritania, otra en Malí, otra en Gambia y cinco en Senegal. Las autoridades africanas seleccionarán a los jóvenes, unos 100, que puedan acceder a las escuelas y España proporciona una beca primero y un sueldo en prácticas después a los alumnos que realicen el curso. Hoy, Caldera, acompañado del secretario de Estado de Asuntos Exteriores Bernardino León, propondrá el mismo sistema al Gobierno de Guinea-Bissau, el quinto país más pobre del mundo.
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