España encabeza la lista de países con menores costes fiscales para los directivos extranjeros, según un informe elaborado por Ernst&Young Abogados.
El estudio, elaborado con datos de 2006, compara los costes fiscales para los altos directivos que se trasladan a trabajar a China, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Holanda y España.
España tiene, como Holanda, Reino Unido y Francia, un régimen especial para expatriados.
En el caso español, este régimen existe desde 2004 y se dirige a las personas que, con motivo de un desplazamiento laboral al país, adquieren residencia fiscal siempre que cumplan determinados requisitos.
Estos trabajadores pueden optar por tributar, durante los primeros seis años, como residentes al tipo general del 25 por ciento (24 por ciento a partir este año) y sólo por las rentas que se generen en España, un porcentaje muy inferior al del 45 por ciento (43 por ciento este año) que paga cualquier contribuyente español que tributa sobre su renta mundial.
Según el informe, otros países cuentan con ventajas fiscales para expatriados, como Holanda, donde el trabajador extranjero tiene el 30 por ciento de su salario excluido de tributación durante diez años siempre que se cumplan determinadas condiciones, y cuenta con otros beneficios de retribuciones en especie como la escolaridad de los hijos en colegios internacionales.
En Francia y el Reino Unido el mecanismo es más complejo, ya que los expatriados tributan al tipo general, del 40 por ciento, aunque tienen importantes exenciones.
Así, en el Reino Unido tributan como "residentes no ordinarios" durante los tres primeros años por los rendimientos que generan en suelo británico, aunque se considera exenta la parte del salario equivalente a los días que el directivo recibe y cobra en otros países a los que se traslada por motivos laborales.
En Francia, desde 2004 el expatriado queda exento de tributar el 20 por ciento del salario y se ofrecen numerosos complementos fiscales para la casa, el coche, los colegios o los seguros fiscales, caso muy distinto al de Alemania, donde tributan a la misma escala que los residentes con un tipo máximo del 44,32 por ciento.
En China, los expatriados tributan a un tipo máximo del 45 por ciento, aunque están exentos de pagar a la Seguridad Social, y cuentan con otros beneficios fiscales para retribuciones en especie como la casa, los costes de movilidad o la educación para los hijos.
La primera potencia mundial, Estados Unidos, no tiene un régimen especial para expatriados, y su tasa federal es del 35 por ciento, a la que se suma la estatal que va del 3 al 9 por ciento dependiendo de cada Estado.
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