Desde que el psicólogo Daniel Goleman desarrolló la teoría de la inteligencia emocional, aquella que le permite a una persona ponerse en los zapatos de otra para entenderla y poderla potenciar, frente a la inteligencia de solo conocimiento, mucho se ha hablado de los estilos de liderazgo.
De hecho ya se han establecido, además de las ya mencionadas, las inteligencias musical, matemática, artística, científica… y que una persona puede tener una o varias de ellas.
En el campo empresarial, este tema ha interesado mucho al relacionarlo con el liderazgo que los jefes (en los altos grados directivos) deben ejercer para dirigir una sección, departamento o empresa con éxito.
Hace poco más de un año y medio la empresa consulta Hay Group realizó un estudio, basado en los componente de la inteligencia emocional, y encontró seis estilos distinto de liderazgo, que impactan de diferentes maneras en una organización.
Los hay positivos y negativos y cada uno funciona según los resultados que se quieran obtener. Es más, los unos y los otros son necesarios dentro de una organización, pues una sola persona -el director general, por ejemplo- no puede contenerlos todos, aunque sí desarrollar la mejor combinación para impactar favorablemente a su equipo de trabajo, e incluso, al clima organizacional, y así lograr sus objetivos.
Según el estudio, hay seis estilos: el coercitivo, el directivo, el afiliativo, el democrático, el marcapauta y el coaching. La personalidad, las habilidades y la formación influencia el tipo de jefe o líder que se puede ser, porque aquello de que un líder nace o se hace aún no está resuelto.
Lo cierto es que un líder es aquel que influencia a otros, ya sean sus colaboradores, sus pares, a personas de otra división o incluso de otro negocio, para lograr unos resultados.
Es aquel que motiva a los demás, que es capaz de tomar decisiones, que resuelve situaciones, que unifica una visión, que promueve el desarrollo de la gente, que aglutina de tal forma que otros lo siguen porque le creen, porque sienten su fuerza, su talento y reconocen sus resultados.
Algunas competencias de un líder, vistas desde la teoría de la inteligencia emocional, deben ser: capacidad de relacionarse con otros, tener autoconfianza, capacidad de comunicación y capacidad de influenciar.
Todo esto determina cuál es el jefe ideal, con el que sería mejor trabajar
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