La llegada del teletrabajo ha cambiado radicalmente el panorama laboral español. Y no únicamente porque los empleados hayan dejado de hacer acto de presencia diariamente en las dependencias de sus empresas, como había sucedido desde tiempos inmemoriales en nuestro país. En realidad, la asistencia o no asistencia al puesto de trabajo físico es sólo una de las muchas transformaciones que implica la llegada del nuevo paradigma. Cambia la manera de organizar el trabajo y la manera de desarrollarlo; cambia el concepto de «horario» y la forma de medir la productividad de los trabajadores –para lo cual, aplicaciones como EffiWork resultan de gran utilidad– ; cambian las prioridades de los profesionales, cada vez más alineados con las opciones flexibles y la conciliación, e incluso cambia la legislación, con nuevas normas ad-hoc surgidas para regular los sistemas remotos, como la reciente Ley del Teletrabajo.
Pero hay otro factor decisivo que también necesita transformarse en profundidad para que los sistemas basados en el trabajo a distancia funcionen: el liderazgo. «Está demostrado que los jefes son una de las principales razones por las cuales las personas deciden permanecer o marcharse de una empresa, y en un contexto en el que la flexibilidad es un factor cada vez más determinante como elemento de atracción los mandos deben aprender a manejarse en estos entornos deslocalizados», destaca Joan Pons, CEO de Workmeter.
La empresa especializada en automatizar el registro horario y la medición de productividad ha elaborado una lista de 9 consejos para ayudar a los mandos a adaptarse al contexto de teletrabajo.
- Cambia «control» por «medición». Es, probablemente, la principal transformación y una de las más difíciles de operar. Los jefes de «presencia» están tan acostumbrados al contacto físico con sus colaboradores que asimilan este a baremo de productividad, y se sienten perdidos cuando los trabajadores están fuera de su campo visual. El gran cambio cultural consiste en confiar en que los empleados van a seguir cumpliendo con sus tareas, aunque no se encuentren presentes en la oficina, para lo cual es imprescindible contar con buenas herramientas digitales de medición del desempeño que facilitan el seguimiento en tiempo real y permiten entender mejor los flujos de trabajo.
- Mide por objetivos y ayuda a su consecución. Para que ese cambio cultural sea posible hay que transformar el mismo concepto de lo que supone ser productivo. Para ello, el mando deberá establecer unos sistemas de medición de productividad claros, objetivos y digitales que le permitan hacer un seguimiento de los proyectos y del desempeño a distancia.
- No des órdenes, impulsa e inspira. En el modelo a distancia los colaboradores necesitan mayores niveles de autonomía para tomar sus propias decisiones. El papel del mando en ese contexto será más de coordinador, impulsor e inspirador que de mero transmisor de órdenes. En lugar de decirle a los trabajadores «lo que tienen que hacer», su misión es poner los medios para que todos trabajen autónomamente pero alineados con los objetivos del proyecto.
- Digitalízate. Es imprescindible. Todo buen jefe a distancia necesita contar con un mínimo de habilidades digitales que le permitan salvar de modo efectivo las limitaciones de la distancia. Hoy en día existen todo tipo de dispositivos, aplicaciones y tecnologías que ayudan a dirigir equipos deslocalizados sin que el rendimiento se vea afectado por ello e incluso mejorando los niveles de productividad respecto a los sistemas presenciales.
- Más cerca que nunca. En el liderazgo a distancia la comunicación juega un papel aún más determinante que en las relaciones de presencia. El contacto físico permite unos niveles de conexión que son difícilmente alcanzables, por lo que cuando se trabaja a distancia es necesario compensar esas mermas en la comunicación incrementando la frecuencia de interacción con los colaboradores y combinando canales (e-mails, videoconferencias, llamadas) y contextos de intercambio (sesiones de feedback ‘one to one’, reuniones grupales, comunicaciones informales, etc.).
- Ten una vista de pájaro del proyecto. En el liderazgo a distancia entrar al detalle de cada acción realizada por el colaborador es poco operativo porque eso conduce inevitablemente al ‘micromanagement’ y saca al mando de sus verdaderas funciones, que no son otras que asegurarse de que el proyecto avanza en la dirección y con la velocidad adecuadas. En su lugar, es más útil aprovechar las ventajas que proporciona la tecnología para tener una visión general del proyecto y de sus avances, de forma que puedan detectarse posibles obstáculos e introducir mejoras para superarlos.
- Crea sinergias. Esa visión periférica facilita, además, la identificación de puntos de conexión entre colaboradores y departamentos, de manera que puedan aprovecharse recursos, conocimientos y experiencias de otros proyectos anteriores en los que se encuentran actualmente en curso.
- Soluciona problemas. El teletrabajo ofrece numerosas ventajas a quienes lo practican, pero no está exento de inconvenientes. Unos problemas que se ven incrementados por la sensación de aislamiento que a menudo asalta al teletrabajador. Una de las principales misiones del mando en ese contexto es escuchar los problemas del colaborador y acudir ‘a su rescate’, ayudándole a superar esa sensación de soledad y manteniendo altos sus niveles de motivación.
- Estimula y reconoce. Una motivación del trabajador que también hay que alimentar con muestras de apoyo y de reconocimiento, tanto en público como en privado, por el trabajo bien hecho. El mando contribuirá a así a la buena marcha del proyecto y a mantener alta la satisfacción y el grado de compromiso de los colaboradores.