El Cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, visitó el campus del IESE en Barcelona esta semana para presentar el documento «La vocación del líder empresarial: una reflexión«.
Según el Cardenal, este documento es una referencia práctica para directivos que ahonda en la vocación del empresario y la define como una tarea noble —tal y como afirmó el Papa Francisco en Davos en 2014— para resolver las necesidades del mundo con bienes verdaderamente buenos y con servicios que sí sirven».
Junto a José María Simone, presidente de la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC), y Luis H. de Larramendi, presidente de Acción Social Empresarial, Turkson también participó en la 4th International Conference on Christian Humanism in Economics and Ethics, moderada por el profesor de Ética empresarial del IESE Domènec Melé.
Tiempo para pensar, reflexionar y planificar
Luis H. de Larramendi señaló que el documento «La vocación del líder empresarial» se ofrece a los empresarios como un marco de reflexión y una guía para mejorar como persona y como empresario, y para, entre todos, hacer del mundo un lugar mejor para vivir.
La crisis financiera de los últimos años ha aumentado la presión para lograr la rentabilidad, comentó. Asimismo, la mayor disponibilidad de información, y la velocidad y facilidad de las comunicaciones han tenido un impacto negativo al reducir el tiempo que dedicamos a pensar, analizar y planificar.
«Es necesario compatibilizar la lógica del mercado con la lógica del don», afirmó el Cardenal Turkson. «Los líderes empresariales han recibido de Dios unos talentos, una educación y un apoyo, y deberían ver estos dones como bienes que se deben compartir, no como bienes privados», añadió el Cardenal Turkson.
El Cardenal continuó hablando del «yo dividido»: una tendencia a separar en compartimentos estancos las actitudes y la conducta de los valores o de la fe personal.
«La fe no es como la mermelada que se extiende sobre la tostada, un elemento que puede añadirse o retirarse a tu gusto», señaló el Cardenal Turkson, «sino que debería ser parte integral de la vida de una persona». «De esta forma, los directivos podrán superar el cinismo y el temor que surge de un ‘yo dividido’ por la fe, podrán superar los obstáculos e irradiar luz y esperanza», concluyó.
Redefinir el «éxito»
José María Simone planteó en su intervención la necesidad de desarrollar aplicaciones prácticas del documento «La vocación del líder empresarial». «Hasta ahora no hemos conseguido implantar la doctrina social de la Iglesia en la empresa, porque apenas hay interés por el desarrollo de las personas, en cambio sí que hay un gran interés en lograr un buen resultado económico», afirmó Simone.
El beneficio económico es necesario para la supervivencia de la empresa, señaló, pero no es ni lo único ni lo más importante: deberíamos construir una economía socialmente responsable en la que los líderes empresariales se interesen principalmente por las personas, con especial atención hacia las más débiles.»
Simone destacó que este documento del Vaticano amplía la definición de «éxito» más allá de las cuestiones meramente económicas, para abarcar aspectos como «la dignidad humana y el bien común, valorados por encima de los intereses o beneficios particulares».
El presidente de UNIAPAC continuó señalando que «la mejor forma de crear valor consiste en ver a las personas como un fin en sí mismas, nunca como un medio». Sin embargo, mientras «los empresarios contamos con excelentes herramientas para medir el valor económico del trabajo, aún no hemos desarrollado sistemas para medir cuestiones tan relevantes como el desarrollo de los empleados».
A la pregunta acerca de cómo deben distribuirse los beneficios empresariales Simone respondió que «los beneficios son vitales, imprescindibles para la supervivencia de la empresa, pero ¿a qué deben destinarse? ¿Quién debe beneficiarse de ellos? Todos los grupos de interés o stakeholders deben participar de los beneficios: trabajadores, accionistas, proveedores, etc.».
El Cardenal Turkson finalizó la sesión invitando a quienes lean el documento «La vocación del líder empresarial» a que no lo consideren un texto finalizado sino en elaboración, y animó a la comunidad empresarial a enviar sus reflexiones y propuestas para continuar el trabajo.
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