El sistema de franquicias se ha convertido en un verdadero motor para la maltrecha economía nacional. En los últimos años, el empuje y la fuerza experimentado por este sector ha propiciado que se creen puestos de trabajo y que aumente el número de empresas dispuestas a crecer bajo el modelo de negocio que representa las franquicias.
Ante esta situación, en esta ocasión queremos poner el foco sobre el franquiciador, la persona o personas encargadas de impulsar el proyecto empresarial y de jugarse en cierta manera su patrimonio ante la viabilidad o no de un proyecto.
Llegados a este punto debemos preguntarnos qué perfil debe tener un franquiciador para impulsar una marca, una empresa o un modelo de negocio. En multitud de ocasiones un franquiciador se ve capacitado para llevar a buen puerto los designios de una franquicia obviando por completo su falta de formación o su escaso conocimiento sobre el tema y solo guiado por el impulso que lo lleva a tratar de conseguir nuevos retos empresariales.
Ante esta situación, el franquiciador debe analizar si sus cualidades, ya sean formativas, o su habilidad para llevar el negocio a buen puerto se corresponden con las que son requeridas para el puesto en cuestión. Tener una formación es básico para optimizar los recursos empresariales. Además del elemento de la formación es muy importante el aspecto o capacidad financiera del franquiciador. Conseguir hacer funcionar el negocio requiere de un importante activo financiero que en muchos casos se hace indispensable.
En definitiva, el franquiciador debe tener conocer sus habilidades, capacidades y sus limitaciones y en función de eso apostar por un determinado modelo de negocio.
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