“Debemos encontrar tiempo para detenernos y agradecer a las personas que hacen la diferencia en nuestras vidas”
John F. Kennedy
Ni más ni menos que cincuenta ducados de oro recibe de propina el mensajero por hacer llegar a Valladolid “las albricias nuevas”. Casi fue más generosa la Corona con él que con los supervivientes.
El emperador contestó a Elcano de inmediato (solo cinco días después, el 11 de septiembre) para darle “infinitas gracias” y solicitarle que acudiera personalmente a verle “y porque yo me quiero informar de vos muy particularmente del viaje que habéis hecho y de lo en él sucedido, os mando que toméis dos personas de las que han venido con vos, las más cuerdas y de mejor razón, y os partáis y vengáis con ellos donde yo estuviere”.
La carta acabó perdida durante mucho tiempo entre los papeles personales de Elcano, y no en el Archivo General de Indias de Sevilla. Pero, providencialmente, apareció en el 2016. Estaba olvidada en el archivo de la Torre de Laurgain, en Guipúzcoa.
Para la audiencia real (que tendrá lugar el 18 de octubre en Valla- dolid) Elcano va a elegir de acompañantes al piloto Francisco Albo y al barbero —es decir, el médico— Hernando de Bustamante. Resulta significativo y triste que no optara por Pigafetta, el cronista de la expedición. La animadversión de ambos era más que manifiesta y, lamentablemente, después de haber vuelto del infierno en vez de hermanarse para siempre aquello los dividió aún más. También llevó consigo al indio Juan de Pegu, perlas, sedas, maderas preciosas, aves del paraíso (esos dos pájaros muertos a los que aludía en sus crónicas el italiano), canela, clavo, nuez moscada y pimienta.
Pero en esta reunión también tiene lugar una emboscada, una especie de “consejo de guerra” donde los tres integrantes de la armada van a ser interrogados (sobre todo lo acontecido en esos tres agónicos años) por un tribunal presidido por el alcalde de Casa y Corte (algo así como el responsable del poder judicial del monarca), Santiago Diez de Leguizamo, y transcrito por el escribano del rey, Joan de Garibay.
El interrogatorio —a cara de perro— se va a componer de trece implacables cuestiones. El procedimiento era cotejar las respuestas de los tres y buscar contradicciones, también comparándolo con el testimonio de los tripulantes de la San Antonio. Se pone el foco sobre el comportamiento de Magallanes, el motín a bordo y sus consecuencias, la incomprensible demora en la Patagonia, la triste masacre de Cebú…
- ¿Cuál fue el motivo de discordia entre Magallanes y Juan de Cartagena además de con los otros capitanes y personas de la armada?
- ¿Por qué causa mandó matar el capitán a Luis de Mendoza? ¿Prometió algo Magallanes a su asesino, el alguacil Espinosa?
- ¿Cuál fue la causa del destierro a Juan de Cartagena y al clérigo? ¿Y el motivo de ajusticiar a Quesada, a Mendoza y a otras personas?
- ¿El principal motivo de las ejecuciones y destierros fue poner a portugueses al mando? ¿Porque eran sus parientes o por otro motivo?
- ¿Por qué motivo se detuvo tanto Magallanes en los puertos en los que entraba, estando en alguno ocho o nueve meses gastando los víveres y en otro cuatro o cinco sin aprovisionar y perdiendo tiempo de navegación?
- En las islas en las que había tanto oro y se pagaban muy bien nuestras mercancías ¿por qué no consiguieron oro ni para cubrir el coste de las mismas?
- Los juncos que interceptaron de la China ¿qué mercaderías traían, cuántas se tomaron? De lo que se tomó ¿se tomó asiento en el libro del armazón (entradas del pañol) conforme al reglamento?
- Se dice que uno de los juncos que tomaron iba un rey por el cual pagaron, a un tal Juan Carvallo (y a otros), un rescate de varias coronas de oro, de las que ponen sobre la cabeza, además de otras joyas y una buena cantidad de lingotes de oro. ¿Cómo es que no ha llegado ninguna de esas cosas aquí?
- Los rescates que se hicieron ¿de qué manera se hicieron? ¿Se asentaba todo en el libro? ¿Qué recaudo había en esto después que murieron los oficiales del rey? ¿Quién nombró nuevos oficiales?
- Si cargaron el clavo por peso y allá fue bien pesado, como es costumbre, y habiendo anotado que traían más de seiscientos quintales, ¿cómo falta tanto sumando que la humedad del viaje aumenta incluso su peso?
- ¿Qué cantidad de clavo sacaron en Cabo Verde? ¿Tomaron tierra en otra parte donde dejasen algún clavo? Quizás en Sanlúcar o subiendo la ribera de Sevilla pudieron descargar algo en secreto por la noche…
- Al capitán Magallanes ¿cómo le mataron los indios? Porque algunos de los que allá quedan y en esta nao vienen dicen fue muerto de otra manera.
- Los que se quedaron donde mataron a Magallanes y pudieron rescatar, según de allá, los que quedan escriben y algunos han ve- nido en esta ¿Por qué los dejaron perecer y quiénes eran? (sic)
Elcano es implacable y no duda en mostrar su desacuerdo con los procedimientos de Magallanes, en el otro extremo está Hernando de Bustamante, bien asesorado por sus abogados: “no me consta, lo desconozco…” (que siempre ha funcionado “realmente”). El documento no tiene desperdicio.
Información recibida por el alcalde de Casa y Corte, Santiago Díaz de Leguizamo, en que declaran el capitán de la nao Victoria Juan Sebastián Elcano, Francisco Albo y Fernando de Bustamante, sobre distintos pormenores del viaje de la primera vuelta al mundo. Archivo General de Indias, Patronato, 34, R.19.
*Capítulo 61 del libro Un empresa redonda: El viaje de Magallanes y Elcano que cambió el mundo’ escrito por Raquel Sánchez Armán y Jesús Ripoll, fundadores de la agencia de motivación y formación Helpers Speakers.
Raquel Sánchez Armán y Jesús Ripoll, fundadores de la agencia de motivación y formación Helpers Speakers (apasionados de la historia, la navegación, el management y el desarrollo personal), reinterpretan la epopeya de la primera vuelta al mundo desde la perspectiva del management actual. En este libro podremos aprender de los aciertos —y de los errores— de aquellos hombres de hace 500 años, a través de la lección de liderazgo histórico que nos brindan. Embárcate junto a ellos en esta apasionante aventura.
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