“Si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese ocurrido”
Oscar Wilde
Antonio de Pigafetta era el influencer, el community manager respon- sable de la redacción de contenidos y del storytelling que diríamos hoy y, sin duda, un hábil gestor de su marca personal que tiende a gustarse en exceso; hubiera sido un experto en el manejo del quinto poder en la actualidad. Era un hidalgo italiano que provenía de una familia adinerada de Vicenza y poseía unas impecables credenciales que le avalaban: el papa León X personalmente le recomendó. Se unió a la tripulación —en el último momento— en calidad de sobresaliente (también llamado supernumerario) pero su función iba a ser la de cro- nista oficial a través de su “blog”, con un gran ojo para captar todo lo instagrameable y un estilo muy determinado por sus filias y sus fobias.
¿Qué hace un tipo como él en una empresa como esta? Era un pijo con sed de aventuras que se embarca con la intención de via- jar como un erasmus inconsciente y despreocupado. Su relato nos regala momentos muy televisivos y rebosa de minuciosos apuntes botánicos, lingüísticos y antropológicos: “Determiné de cerciorarme por mis propios ojos de la verdad de todo lo que se contaba, a fin de poder hacer a los demás la relación de mi viaje, tanto para entrete- nerlos como para serles útil y crearme, a la vez, un nombre que lle- gase a la posteridad”. ¡Y vaya si pasó a la posteridad! En su discurso de agradecimiento durante la ceremonia del Nobel en 1982, García Márquez recordó “lo real maravilloso” de los relatos de Pigafetta, “una crónica rigurosa que parece una aventura de la imaginación”.
¡Sonríe, Pigafetta! Instagram te ama.
Siguiendo las órdenes recibidas desde la Casa de la Contratación, va engrosando su crónica científica describiendo las curiosidades que descubre durante la navegación. Muestra una curiosidad y unas ganas de aprender desbordantes, se revela como todo un polímata. Gracias a él quedan clasificadas nuevas especies de animales y plantas: extra- ñas aves sin cola, otras sin patas, peces con grandes hileras de dientes, aves que se alimentan de excrementos, peces que vuelan, etc. Des- cribirá con todo detalle —y mucha imaginación— pingüinos, leones marinos, guanacos, ave del paraíso, apio, clavo, canela, nuez moscada, jengibre… Todo quedó plasmado en su diario que después dio lugar al libro: “Primo Viaggio Intorno al Globo Terracqueo” (1524).
Algún ejemplo de su pluma: “Lo que hallé más extraño fueron unos árboles cuyas hojas, al caer, se animaban. Son semejantes a las de la morera, o más largas, con peciolo corto y puntiagudo, y cerca del peciolo, a ambos lados, tienen dos pies. Si alguien tropieza, se escapan; pero al partirlas no sale sangre. Guardé una durante nueve días en una caja, y cuando la abría se paseaba alrededor, creo que viven del aire”. Pigafetta y su fascinante encuentro con el insecto palo o bicho hoja en la isla de Cimbonbon.
Su crónica, es un creativo y colorista diario muy subjetivo y tenden- cioso. Pigafetta es un narrador ingenuo y poco fiable, muy pro-Ma- gallanes en esa “Relación del primer viaje alrededor del mundo”. Sin duda, tiene el deshonroso mérito de haber provocado el injusto nin- guneo en la Historia a Elcano. Pigafetta muestra enseguida un fervor encendido hacia la figura de su idealizado “Ferando de Magaglianes” (como le llama). Hasta tal punto es “magallanista” que en ningún mo- mento siente los colores de otro equipo. Resulta inaudito y tremenda- mente injusto que no nombrase ni una sola vez a Elcano en su diario. No fue el único tripulante que llevó un diario de la expedición, pero sí el que más “rollo” le dio. Hay que reconocer que sus relatos resultan de lo más amenos frente a las crónicas de Francisco Albo, el piloto de la Trinidad, que mantuvo un cuaderno de bitácora (se conserva en el Archivo General de Indias, denominado “Derrotero del viaje al Maluco”, en él se consignan las lecturas de las agujas y las observaciones celestes desde el día 29 de noviembre de 1519 hasta el 4 de septiembre de 1522) y alguno de los supervivientes que también hicieron declaraciones o escribieron sus propios relatos. Afortunadamente disponemos de numerosos testimonios de primera mano acerca del viaje. Lamentablemente, el diario de Magallanes se perdió al caer la Trinidad en manos portuguesas.
Como reza el dicho “ningún mar en calma hizo experto al marine- ro”…, pero la experiencia que vivió nuestro influencer fue extrema. Su ansia por vivir intensamente y la curiosidad se tornaron en un lapidario: “Pienso que nadie en el porvenir se aventurará a empren- der un viaje parecido”. Estuvo a punto de perder la vida tres veces, la primera, en un accidente a bordo. Iba a pescar y cayó al mar, aun- que se pudo agarrar providencialmente a un cabo, estuvo un buen rato gritando y siendo arrastrado por el agua. La segunda, durante el combate de Mactán —por extraño que parezca, Pigafetta luchó en él— resultó herido por un flechazo emponzoñado en la cara. Esto le salvó la vida al estar convaleciente y no asistir al convite-emboscada de Cebú en el que mataron a veintisiete compañeros.
“Espero que la gloria de Magallanes sobreviva a su muerte. Ador- nado de todas las virtudes, mostró inquebrantable constancia en medio de las mayores adversidades”. El deseo de Pigafetta se vio satisfecho, pero tenemos una deuda pendiente con Elcano para as- cenderle al lugar que se merece.
Resulta triste pensar en todas las penalidades que pasaron juntos Pigafetta y Elcano, pero lejos de unirlos en la lucha por la supervi- vencia, el heroico viaje de vuelta los separó para siempre. Cuando el rey le pide a Elcano que le cuente la hazaña en persona y que le acompañen dos miembros de la expedición, no le convoca para la audiencia. El enfado de Pigafetta al verse desplazado debió de ser monumental. Estaba muy pagado de sí mismo, como revela el hecho de que en los meses siguientes recorriera diversas cortes europeas en una campaña de autobombo.
Fue a Valladolid a entregar a Carlos I una copia de su crónica. Allí vi- vió momentos de tensión con Elcano, contra el que lanzó algunas acu- saciones. Abandonó España diciendo “fuíme de allí lo mejor que pude”. Pasó a Lisboa para explicar al monarca portugués “cuanto viera” a lo largo del viaje, aunque no tenemos constancia de que le entregara una copia de su Relación. Regresó a España para dirigirse a Francia, donde se entrevistó con la madre de Francisco I. Nos dice que hizo donación “de algunas cosas del otro hemisferio a la madre del cristianísimo rey don Francisco I, madama la regente” (sic). En los años siguientes (1523 y 1524), ya en Italia, visitó Mantua, Venecia y al maestre de la Orden de Rodas. Una gira de propaganda que lo convertirá en el referente infor- mativo sobre una expedición de la que se ignora el papel que desempe- ñó realmente más allá de sus entradas a su “blog” con crónicas parciales.
Hay que reconocerle ese mérito: supo captar la atención de los focos, aunque con ello dejara a oscuras al resto.
La importancia de las redes sociales (bien gestionadas) es crucial para potenciar la imagen, la reputación, la visibilidad y la presencia de una empresa. Pero hay que saber seleccionar y tener muy pre- sente tu personalidad. ¿Que está de moda TikTok? Allí de cabeza… a hacer bailecitos absurdos cuando hasta dos semanas antes erais de los de corbata y chaqueta en la oficina. O Facebook, que en ge- neral no deja de ser una reunión de amigos… ¿Quieres seguidores o clientes? Afina tu estrategia y sé consecuente con ella.
Y por supuesto “ojocuidaó” con el volátil mundo influencers. En teoría, se trata de personas influyentes —profesionales en molar mucho— que pueden multiplicar exponencialmente la venta de tus productos. EN TEORÍA. En la práctica ¡hay demasiados influencers para tan poco influido!
*Decimonoveno capítulo del libro Un empresa redonda: El viaje de Magallanes y Elcano que cambió el mundo’ escrito por Raquel Sánchez Armán y Jesús Ripoll, fundadores de la agencia de motivación y formación Helpers Speakers.
Raquel Sánchez Armán y Jesús Ripoll, fundadores de la agencia de motivación y formación Helpers Speakers (apasionados de la historia, la navegación, el management y el desarrollo personal), reinterpretan la epopeya de la primera vuelta al mundo desde la perspectiva del management actual. En este libro podremos aprender de los aciertos —y de los errores— de aquellos hombres de hace 500 años, a través de la lección de liderazgo histórico que nos brindan. Embárcate junto a ellos en esta apasionante aventura.
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