«Un buen vendedor nunca vende productos, vende ideas»
Heinz M. Goldmann
Carlos I era un millennial. Tenía diecinueve años cuando recibió a Magallanes y solo hacía uno que había sido coronado. Pese a su juventud —o probablemente por ello— ordenaba y mandaba a sus anchas. Su valentía y empeño por ganar nuevas tierras le convirtie- ron en el soberano más poderoso desde Carlomagno. Durante todo su reinado llegaría a ostentar diecisiete coronas.
Ya se puede hablar del concepto de España, unida por los Reyes Católicos y consolidada por los Habsburgo. Carlos l fue nombrado nuevo rey tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico. La legí- tima heredera era su madre, Juana I de Castilla (tristemente conoci- da por el sobrenombre y —a todas luces injusto— apodo de la Loca) pero fue apartada y recluida en un oscuro Tordesillas. El nuevo rey llega rodeado por una camarilla de aduladores —preocupados ex- clusivamente en medrar—, no habla español ni conoce la cultura, viene repartiendo cargos a sus allegados flamencos y la falta de co- nexión con el pueblo español va a provocar la desconfianza de estos. El rechazo acaba desencadenando la famosa Guerra de los Co- muneros con Bravo, Padilla, Maldonado como cabeza de cartel. Una revolución que fue capaz de reunir a todas las clases sociales y puso en jaque al hombre más poderoso del mundo. Al grito de ¡libertad! se colocó la primera piedra en la lucha por los derechos democráticos. Pese al fracaso de la revuelta, la llama comunera
prendió en el absolutismo del emperador, que entendió el papel prominente que debía jugar Castilla, apartando a los consejeros extranjeros. No olvidemos que España era el principal generador de riquezas por el oro de América, tan necesarias para financiar las ambiciones imperiales de Carlos I.
Pese a las reticencias del entorno, Carlos I apostó por el proyecto de Magallanes sin reservas, como ya había hecho su abuela, Isabel la Católica, en una empresa similar con Colón. La armada castellana tenía un objetivo claro: buscar una ruta a las especias alternativa a la terrestre (monopolio de los turcos) y a la portuguesa por mar.
Lo primero que destaca, es el emprendimiento y la determina- ción de Magallanes para lograr su objetivo contra viento y marea. Tuvo la iniciativa de idear y defender un proyecto cuando ya le habían “desahuciado” del mundo laboral debido a su minusvalía (cojera) y edad (cuarenta años muy trabajados, equiparables a los cincuenta y cinco en la actualidad). Otro punto para destacar fue el atreverse a ir más allá, el no hacer las cosas como siempre se habían hecho. Colón fue el pionero de esta innovación y Magalla- nes tomó el testigo de su plan, lamentablemente, tampoco él logró llegar a las Indias.
La puesta en marcha del proyecto fue muy compleja, contó con el papel crucial de la Casa de Contratación (corporate) y la corona castellana (inversores). Fue necesaria una planificación exhaustiva, búsqueda de patrocinadores, lidiar con la competencia, gestionar el talento, manejar entornos multiculturales y diversidad…, había hasta un reparto de phantom options entre los tripulantes, por lo que obtendrían un jugoso bonus individual.
La empresa bajo su gobierno coercitivo de “ordeno y mando” nunca llegó a gozar de una buena salud corporativa. La escuadra se instaló en la cultura de la queja y Magallanes se sintió solo e incom- prendido desde el principio. Esa soledad del directivo fue provocada por sus escasas habilidades personales (¿por qué seguimos llamando soft skills a habilidades humanas que determinan el 80 % de nuestro éxito?). Falta de comunicación, nula empatía, cero pensamiento crí- tico, no compartir planes ni estrategias, liderazgo autoritario basado en el temor… Se tuvo que enfrentar a momentos extremos de toma de decisiones, resolución de conflictos y podemos destacar valores positivos que sí mostró como una gran capacidad de estrategia, pla- nificación, aprovechar oportunidades (conquistar islas), perseveran- cia, valor, superar miedos, gestionar en tiempo de crisis (raciona- mientos), resiliencia, prueba/error, integridad. Un proyecto que, sin duda, merece el calificativo de magallánico.
¡Qué importante es tener apoyos cuando estás en “fase semilla” em- pezando a emprender! (o a “intraemprender”), ya sea a modo de fi- nanciación o mentorización o, “simplemente”, que crean en ti (cuan- do ni siquiera muchas veces tú lo haces). El apoyo de otros genera compromiso y autoexigencia. Aunque, no nos engañemos, lo que más veces sentimos los nuevos emprendedores en los momentos difíciles es vértigo e inseguridad, pero, sin duda, esto es indicativo de que estás creciendo.
Así como dato: siete de cada diez startups hacen aguas y se hunden antes de cumplir el tercer año.
*Quinto capítulo del libro Un empresa redonda: El viaje de Magallanes y Elcano que cambió el mundo’ escrito por Raquel Sánchez Armán y Jesús Ripoll, fundadores de la agencia de motivación y formación Helpers Speakers.
Raquel Sánchez Armán y Jesús Ripoll, fundadores de la agencia de motivación y formación Helpers Speakers (apasionados de la historia, la navegación, el management y el desarrollo personal), reinterpretan la epopeya de la primera vuelta al mundo desde la perspectiva del management actual. En este libro podremos aprender de los aciertos —y de los errores— de aquellos hombres de hace 500 años, a través de la lección de liderazgo histórico que nos brindan. Embárcate junto a ellos en esta apasionante aventura.
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