Más del 75% de las empresas «ni conoce ni cumple las leyes de protección de datos de sus trabajadores», según destaca el presidente de la Comisión Independiente de Libertades e Informática, Antoni Farrols, que cree que la recopilación de información personal durante una entrevista de trabajo, la vigilancia en la empresa, e incluso los datos médicos que la tecnología permite recopilar y tratar con gran facilidad «pueden ser usados para fines bien distintos de los autorizados por el empleado».
En este sentido, Farriols denuncia que «sólo el 25% de las empresas conocen y cumplen esta normativa sobre protección de datos». Lo que preocupa al experto es que este desconocimiento «está siendo aprovechado para cometer abusos».
Durante la reciente presentación del libro ‘La protección de datos de carácter personal en los centro de trabajo’, coordinado por Farriols, varios de los participantes alertaron también de los excesos que se están produciendo por parte de los empresarios. «El jefe ve sin ser visto», asegura el presidente de la Fundación Largo Caballero, Antón Saracínar, que ha colaborado en la elaboración del libro.
En este sentido, se puso el ejemplo real de una empresa estadounidense que planeaba insertar ‘chip’ RFID bajo la piel de sus empleados para así controlar la hora de entrada y salida de la compañía. Saracíbar apuesta por las nuevas tecnologías, «pero siempre con garantías para que los derechos que tanto nos ha costado conseguir no sean vulnerados».
Saracíbar exige en esta línea la inclusión de medidas para preservar la privacidad en los centros de trabajo en la negociación de los convenios colectivos y la creación de la figura del delegado de protección de datos como ya ocurre en Francia.
«Hay demasiada información en las bases de datos de los departamentos de personal de las empresas», alertó por su parte el director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid, Antonio Troncoso. Todo ese material recopilado para un fin específico «es una gran tentación», dijo. Los datos médicos, por ejemplo, «sólo pueden ser conocidos por el personal sanitario de la empresa y nadie más».
«La posibilidad de acoso laboral por parte del empresario al trabajador basado en su conocimiento de estos datos es muy alta», afirm Troncoso, recordando que, según la jurisprudencia española, la protección de los datos personales «es un derecho fundamental». Y no sólo eso, «este derecho fundamental garantiza otros, como el de la libertad sindical». «Protegiendo los datos, se protege esta libertad», añadió.
Para Farriols «es urgente armonizar la legislación comunitaria en materia de protección de datos personales, incluir esta nueva problemática en la actividad sindical, dotar a las agencias gubernamentales de una mayor capacidad fiscalizadora y, en especial, concienciar a la sociedad del problema».
«Todos estos avances tecnológicos como la biometría o la identificación por radiofrecuencia parecían ciencia ficción hace poco y ya están aquí», agregó. «Progresan en silencio poniendo en riesgo los derechos y libertades del trabajador, los derechos y libertades del hombre», concluyó.
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