Un tribunal laboral del Reino Unido ha dado la razón a la escuela que hace días suspendió a una maestra musulmana por tapar su cara con el velo islámico durante las clases con sus alumnos de primaria. De todos modos, las autoridades escolares deberán pagar 1.000 libras (1.500 euros) a Aishah Azmi, de 23 años, por «herir sus sentimientos» en la manera como trataron su caso.
La sentencia da por válida la argumentación del centro, que considera que el «niqab» (el velo negro completo que cubre la cara y sólo deja una rendija para los ojos) dificulta el aprendizaje de los niños, especialmente al tratarse de clases de inglés en las que apreciar el movimiento de la boca es vital para seguir correctamente la pronunciación.
La mayoría de los alumnos de la escuela, en el norte de Inglaterra, son de familias procedentes del subcontinente indio, que tienen el inglés como segunda lengua. La decisión del centro ha sido apoyada de modo prácticamente unánime por los padres.
La sentencia se limita al caso de Aishah Azmi, pero abre la puerta para restringir el uso del «niqab» en ciertas situaciones. Precisamente en esa dirección va el debate abierto hace un par de semanas en el Reino Unido y que ha sido secundado por Tony Blair al advertir que el velo completo «separa» del resto de la sociedad e «incomoda» a ésta.
El debate no afecta propiamente al velo islámico usado como pañuelo sobre la cabeza, muy presente en la vida pública, incluso en organismos oficiales. Blair ha insistido en que el Gobierno no promoverá ningún veto de esa prenda, por el derecho de todos los ciudadanos a vestir como deseen.
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