Los empleados del grupo tecnológico alemán Siemens no sólo sobornaron supuestamente a sus posibles clientes con dinero, sino que podrían haber ofrecido incluso automóviles de marca Jaguar a funcionarios de la Unión Europea, informó el semanario alemán "Stern".
Los empleados implicados en el caso de corrupción que sacude a Siemens desde mediados del mes pasado, "habrían prometido un Jaguar por lo menos a un funcionario europeo", afirma la revista.
El semanario cita un documento de la Oficina contra el Fraude de la UE, Olaf. Al parecer, Siemens pretendía influir con este ofrecimiento en un proyecto de una central energética en Serbia, financiada por la Unión Europea.
Por otra parte, el diario de información general "Frankfurter Allgemeine Zeitung" publicaba hoy que tanto el Consejo de Dirección, como el Consejo de Supervisión de Siemens conocían la existencia de "contratos de asesoramiento dudosos" por lo menos desde mediados 2004, y aunque el presidente del grupo, Klaus Kleinfeld, asegura no acordarse de estos casos, no descarta la existencia de los mismos.
El diario bávaro de información general Sueddeutsche Zeitung informaba ayer de que también bajo la dirección de Klaus Kleinfeld, actual Presidente del proveedor tecnológico alemán Siemens, en funciones desde enero de 2005, se utilizaron cuentas secretas para el desfalco de dinero y el pago de sobornos.
Por este motivo, la Fiscalía de Munich, encargada del caso, está investigando los "pagos dudosos" de 77,6 millones de euros que realizó Siemens durante el año fiscal 2005/2006 y que la auditora KPMG detectó y notificó al grupo alemán.
Por si acaso las investigaciones de la Fiscalía de Munich se dirigen contra Klaus Kleinfeld, éste ya ha contratado los servicios de Klaus Volk, el abogado que defendió a Josef Ackermann, actual consejero delegado. de Deutsche Bank, en el "caso Mannesmann".
El director del Consejo de Supervisión de Siemens, Heinrich Von Pierer, también ha elegido un abogado que trabajó en el "caso Mannesmann". Se trata de Sven Thomas, defensor del ex director de esa compañía de telefonía, Klaus Esser.
La fiscalía de Munich estudia el caso desde mediados de noviembre y busca los responsables de haber desviado alrededor de 420 millones de euros a cuentas de países como Austria y Suiza, para emplearlos después para sobornos a posibles clientes.
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