La patronal de las grandes empresas constructoras, Seopan, ha elaborado un pormenorizado estudio sobre siniestralidad laboral partiendo de los datos del Ministerio de Trabajo y ha sacado algunas conclusiones que, en su opinión, permitirían reducir de forma significativa los accidentes laborales en el sector, uno de los problemas más importantes a los que se enfrentan estas empresas.
La primera recomendación que Seopan hace a la vista del estudio es la necesidad de unificar la legislación dispersa para dotarla de mayor claridad. «Cuanto más claro esté todo, más fácil será que las empresas puedan cumplirlo. Las grandes empresas tienen gabinetes jurídicos que están permanentemente al día, pero la mayor parte de las constructoras son pequeñas y no tienen estos medios, por lo que si se quiere luchar contra la siniestralidad, lo primero que hay que hacer es un esfuerzo por unificar y clarificar la legislación», subraya el director general de Seopan, Julián Núñez.
Esta recomendación va íntimamente unida a la segunda, que no es otra que rebajar el umbral que hace obligatorio que una empresa constructora tenga servicios propios de prevención. Actualmente, el umbral está en 250 trabajadores, pero las cifras aportadas por el estudio de Seopan demuestran, a su entender, que es necesario actuar en este sentido. «Sólo 241 empresas constructoras tienen más de 250 trabajadores en España, mientras que 190.000 son más pequeñas», aclara Núñez, que subraya que «de alguna forma hay que llegar a donde se ha demostrado que están los mayores problemas y hasta ahora, los servicios de prevención ajenos —que son obligatorios— no están funcionando todo lo bien que deberían, demasiado ocupados en tareas burocráticas».
Desde Seopan se asegura que «los empresarios de la construcción están absolutamente concienciados de la necesidad de actuar en materia de seguridad, pero también somos muy conscientes de que ser constructor en España es demasiado fácil. En cada pueblo hay tres o cuatro constructores, cuando no más, y en nuestra opinión ser constructor debería ser algo más difícil que sacarse el carné de conducir», sentencia Núñez.
La patronal constructora estima que para las empresas contratistas a las que no sea exigible por su tamaño contar con servicios propios de prevención, debería ser obligatorio disponer en la obra de un técnico responsable de seguridad «con formación y experiencia suficiente y dedicación exclusiva durante el plazo de ejecución de las obras o, al menos, durante la ejecución de actividades que impliquen riesgo de caídas o derrumbamientos».
Para Núñez, «el coste de mantener en la obra a un técnico de prevención no es tal, ya que en la obra pública se integra en el precio de la misma y en las obras de edificación se imputa en el precio final de la vivienda. En realidad es un coste diferido para un constructor y debe ser obligatorio, porque evitar un accidente no tiene precio».
Seopan estima que «la cultura de la prevención ha calado en las empresas constructoras» y subraya que las más grandes dedican ingentes esfuerzos a la seguridad en sus ámbitos de actuación, sobre todo en las obras de grandes infraestructuras. Sin embargo, estima que «al margen de que se adopten más o menos medidas de seguridad, lo cierto es que la actividad de edificación es siempre de mayores riesgos y ahí es dónde encontramos los mayores fallos, tanto por las instalaciones auxiliares como por cualificación de los trabajadores», indica Núñez.
A la formación de los trabajadores también dedica Seopan una de sus recomendaciones y subraya que «en el Reino Unido se ha hecho un gran esfuerzo en este sentido y los resultados se están apreciando ya. Es necesario que los trabajadores, que cada vez proceden de más nacionalidades, estén cualificados de alguna manera. En Gran Bretaña se va a exigir que el trabajador acredite formación en prevención de riesgos y llevan años dando cursos. Podría ser una iniciativa a seguir», indica el director general de Seopan.
«Creo, por ejemplo, que para subirse a un andamio, al menos, debe exigirse un nivel mínimo de comprensión del idioma, que el trabajador pueda entender de inmediato una señal de peligro lanzada por un compañero o un “no pongas ahí el pie”», subraya Núñez, aunque descarta que la siniestralidad tenga mucho que ver con la nacionalidad del trabajador.
«Ahí las estadísticas pueden inducir a error, porque los argelinos son, con mucho, los de mayor índice de siniestralidad grave, pero no es debido a su formación o a su desconocimiento del idioma, sino a su cualificación. Son peones y esa es la profesión de más riesgo en construcción. En cambio, los peruanos tienen una siniestralidad baja, pero es debido a que en su mayoría se dedican a poner aceras y no hacen trabajos en altura», explica.
Del estudio de Seopan, sin embargo, sí se permite deducir una correlación entre accidentalidad y edad. «A medida que los trabajadores van haciéndose más mayores tienen menos accidentes leves, lo que permite deducir que se vuelven más prudentes. En cambio, si se tienen en cuenta los accidentes graves, la evolución es la inversa y el índice crece a medida que se sube en los grupos de edad», subraya Núñez.
Y también hace algo de autocrítica el informe de Seopan al hablar de evolución de las técnicas constructivas. «En obra pública, se ha avanzado muchísimo en los últimos tiempos. Se utilizan técnicas complejas, maquinaria abundante y la prevención está en cada paso que se da en la obra. En cambio, en edificación, las técnicas no han avanzado gran cosa y ahí tenemos que profundizar», indica Núñez.
Por eso, Seopan pide que los Ministerios de Trabajo e Industria programen actuaciones que fomenten la innovación en nuevas técnicas de protección y en sistemas de construcción, cuestión a la que Núñez añade que «las propias empresas deben aportar también en este apartado. En la obra pública lo hemos hecho para solucionar retos concretos, para hacer las cosas más deprisa y mejor, y en edificación debe hacerse un esfuerzo», subraya al tiempo que pone el dedo en la llaga: «donde mayor es la incidencia de accidentes es en las instalaciones auxiliares a la propia obra. Andamios, vallas, grúas. Ahí hay mucho trabajo por hacer y hay que concienciar a todo el mundo de que hay que hacerlo»
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