Cinco vendedoras de un gran centro comercial de Alicante han presentado una demanda contra la empresa al considerar que permitieron y consintieron que un jefe de planta les acosara laboralmente. El miércoles se celebró el primer juicio en un juzgado de lo Social de Alicante, en el cual una testigo señaló que a causa de la ansiedad que le provocó la situación empezó a tener agorafobia y tuvo que recibir tratamiento psicológico.
Los hechos fueron denunciados ante la empresa el 22 mayo del año pasado mediante un burofax. La situación afectaba a seis chicas. Tras entrevistarse el jefe de personal con todas ellas, y después con el jefe de planta que supuestamente causó el problema, la empresa optó por destituirlo del cargo con la finalidad de destinarlo a un nuevo centro comercial que la empresa tiene pensado abrir en una localidad de la provincia. Según las demandantes, el nuevo puesto es como subdirector, mientras que la mercantil alegó ayer que era como responsable del departamento de complementos.
La primera demandante señaló que el jefe de la planta le prohibió hablar con sus compañeros y que tampoco se le permitió tomarse un sábado libre para ir a un bautizo. También suprimió un turno de vacaciones al cual la vendedora quería acogerse.
La demandante explicó que durante todo el procedimiento sufrió ataques de ansiedad. Además, el jefe de personal supuestamente la criticaba por el modo en que llevaba su vida personal y la relación que mantenía con sus compañeros fuera del trabajo, ya que «decía que me afectaba en mis ventas», señaló en la vista oral.
Según la vendedora, ella y sus compañeras tenían «miedo a como podía actuar la empresa si le contábamos el problema a un superior». Otra testigo señaló que vio varias veces a la demandante llorar en el trabajo. La afectada indicó que desde que cambiaron al jefe «ha mejorado el trabajo diario».
La testigo, también vendedora, indicó que el jefe de planta la hizo sentirse anulada en su trabajo. «Me habían operado de la rodilla e iba más lenta», ante lo cual «me decía que gente inepta e inválida no quería». Finalmente tuvo que cogerse una baja laboral porque «entré en el trabajo y me desmayé». Durante el tiempo que estuvo recuperándose, «entraba en el c entro comercial y me meaba encima».
Representante legal
El director de la empresa, con 1.500 trabajadores, señaló que desde que llegó el burofax en mayo empezaron a actuar. «El jefe de personal habló con el jefe de planta para decirle que debía cambiar su actitud». La situación «se suavizó» hasta que volvió a haber un conflicto en agosto.
Para el director, destinar al supuesto acosador a otra localidad «es la decisión más dura que se puede dar a un jefe de planta», ya que se le quita de sus funciones y se obliga «a su familia a trasladarse». Suspenderle de empleo y sueldo «no habría servido para resolver el problema, ya que él es un gran profesional».
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