Mientras que los letrados de los empresarios solicitaron, en las conclusiones de la vista, la libre absolución de sus clientes, el fiscal y el abogado del lesionado estimaron que, a causa de la falta de algunas medidas de seguridad del andamio del que cayó el obrero, los patrones han incurrido en un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de lesiones imprudentes. El fiscal se apoya en esa calificación para pedir las penas de prisión con pago de una multa de 5.400 euros.
A lo largo de la prueba testifical quedó probado que el andamiaje en el que trabajaba el hombre seriamente lesionado carecía de barandilla de seguridad, una protección que sí tenían otros andamios contiguos de la obra, y que es obligatoria según la normativa de seguridad laboral.
Uno de los responsables de la firma trató de restar importancia a la falta de barandillas al estimar -sin poderlo atestiguar porque no fue testigo de ello- que J.B.S.V. cayó al vacío porque, presuntamente, bajó de una plataforma a otra del andamio descolgándose por su estructura, en vez de usar las escalerillas que tiene para ese fin el aparato. Los abogados de la empresa también pusieron de relieve que el accidentado no llevaba cinturón de seguridad a pesar de que la empresa disponía de esos elementos de protección personal en la caseta de la obra.
La hipótesis de que el operario no usó la escalerilla, argumentada por uno de los empresarios, y que se basaba en que la que comunicaba el nivel octavo con el séptimo no estaba bajada, fue puesta en tela de juicio por el abogado del obrero. Éste aportó una prueba fotográfica para demostrar que la caída fue del sexto piso, donde sí estaba bajada la escalerilla, y no del octavo, por lo que no se puede dudar que la usó.
Cinturones cuestionados
Además, uno de los obreros que compareció como testigo afirmó que los cinturones de seguridad existentes en la obra eran ineficaces porque, según afirmó, sólo sujetaban la cintura al no ser de «tipo paracaidista». A su juicio, eran «inutilizables». Aportó como argumento que sus mordazas no encajaban en los tubos del andamio y que no había otra posibilidad de engancharalos porque no había «línea de vida». Este dispositivo es un cable anclado en el edificio que se usa para engarzar el mosquetón del cinturón.
La defensa del lesionado indicó que las plataformas del andamio en el que ocurrió el siniestro tenían un piso irregular, por lo que, según el letrado, pudieron causar un tropezón del accidentado. La inspectora de trabajo que llevó el caso afirmó que las planchas que comunicaban los andamios eran inestables, por lo que «no hacia falta que tropezara, pues pudo perder el equilibrio».
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