Una empleada de Detroit presentó una demanda ante la justicia para que sus colegas no puedan usar perfume, ya que le provoca una severa reacción alérgica, según fuentes judiciales.
Susan McBride recurrió a la justicia después de sufrir "dolor, sufrimiento, humillación y ultraje". La mujer es tan alérgica a los productos químicos de los perfumes, lociones y sprays que se puso enferma cuando una colega muy perfumada compartió su oficina en una dependencia de la alcaldía.
Su sensibilidad es tan extrema que debe evitar las secciones de detergentes en las tiendas y no puede sentarse cerca de personas perfumadas en teatros o en autobuses, por el riesgo de sufrir dolores de cabeza, náuseas y accesos de tos.
A pesar de haber tratado de persuadir a sus compañeros de trabajo sobre las consecuencias que tienen en su organismo los perfumes y detergentes, no logró su cometido.
McBride y su representante ya le habían pedido a los jefes de la demandante que impongan una "política de no usar perfumes para adaptarse a su discapacidad, sin éxito".
Ahora espera el juicio para forzar a sus colegas a que trabajen sin perfumes, amparándose en leyes de discriminación por incapacidad.
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