La Fiscalía pidió ayer 25 años de prisión por asesinato para Juan Antonio E., un hombre de 41 años acusado de haber matado en abril de 2004 a su madre anciana cuando ella le recriminó que faltara al trabajo después de una noche de juerga.
Un jurado popular juzga desde el martes en la Audiencia de Barcelona al presunto asesino, Juan Antonio E., cuya defensa pide que sea absuelto alegando que mató a su madre estando completamente intoxicado por el alcohol y las drogas que había consumido durante una noche de fiesta.
El procesado, que primero intentó degollar a la anciana con un cuchillo y después la remató golpeándola repetidamente con una figura de mármol, ha reconocido que la agredió en el fragor de la discusión, porque no podía soportar más que ella "le siguiera chillando".
El crimen ocurrió en abril de 2004 en el piso de Sant Joan Despí (Barcelona) en el que el acusado vivía con su madre, quien, desde que él se separó dos años y medio atrás, se encargaba de atenderlo, prepararle la comida y lavarle la ropa, ha admitido el supuesto matricida.
La noche antes de los hechos, el procesado, que trabajaba de encofrador, estuvo tomando copas y cocaína en varios bares de Cornellá, Esplugues de Llobregat y Barcelona y regresó ebrio a su casa hacia las once de la mañana, faltando a su empleo, según ha relatado él mismo.
Cuando llegó a su casa, la madre, que estaba sentada en el sofá, empezó a reprenderle por no haber ido a trabajar, de manera que ambos se enzarzaron en una agria discusión. "Me puse muy nervioso, me fui a la cocina y ella me seguía chillándome, yo no quería escuchar, me molestaba que me gritara", ha dicho.
Tras matar a su anciana madre, el procesado se tomó varios frascos de tranquilizantes, somníferos y otros psicofármacos con la intención, según su versión, de suicidarse, aterrado por lo que acababa de hacer.
Debido al consumo de fármacos, el procesado estuvo durmiendo más de un día hasta que la propia policía lo despertó, golpeando en la puerta de su domicilio, tras haber sido alertada por un vecino, extrañado de que no se oían ruidos en la casa.
Juan Antonio E. no tuvo ningún reparo en dejar entrar en su casa a los agentes, que encontraron el cadáver de su madre todavía recostado en el sofá del comedor.
El procesado ha argüido que llevaba dos o tres meses consumiendo cocaína asiduamente, combinada con grandes cantidades de alcohol, y que, además, estaba siguiendo un tratamiento para una grave depresión que arrastraba desde hacía once años.
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