El Gobierno suizo pretende endurecer aún más su política de integración social, negando cualquier tipo de petición de asilo para los desertores y objetores de conciencia, que ya no podrán obtener el estatuto de refugiado, algo que afectará especialmente a 2.500 eritreos presentes en el país. Es la primera medida oficial anunciada tras las elecciones parlamentarias de la semana pasada en las que ganó la derecha después de una campaña electoral calificada de 'xenófoba' por la oposición y por grupos pro Derechos Humanos.
En septiembre de 2006, el 68% de los ciudadanos suizos aprobaron un endurecimiento de la Ley de asilo y la nueva Ley de extranjería, en lo que será la novena revisión desde 1984. Básicamente, esta reforma contemplaba un periodo más largo de detención para los solicitantes de asilo a la espera de repatriación, así como la negación de asistencia social a aquellos a los que se les haya denegado la petición de asilo. Del mismo modo, quienes carezcan de documentos de identidad serán excluidos de oficio del procedimiento.
Parte de las disposiciones que contiene la nueva Ley entraron en vigor el 1 de enero de 2007. A partir del 1 de enero de 2008 estarán vigentes el resto de disposiciones, entre ellas la negativa de otorgar ayuda social a toda persona cuya petición de asilo haya sido rechazada.
La nueva Ley de Extranjería concede un trato privilegiado a los ciudadanos provenientes de la Unión Europea, y limita la inmigración extracomunitaria a los trabajadores cualificados. También se han endurecido las normas para la concesión de los permisos de trabajo y la reunificación familiar.
BLOCHER, 'INTRANSIGENTE'
El endurecimiento de la Ley de Asilo contra objetores de conciencia y desertores fue anunciado el miércoles pasado por el gran triunfador de las elecciones, el ministro de Justicia y Policía, Christoph Blocher, al trazar un balance de las medidas adoptadas en materia de asilo y extranjería.
En los últimos cinco años, el número de solicitudes de asilo diminuyó a 10.000, y el número de personas cuyas peticiones se están tramitando, a 18.000, según declaró Blocher. A su vez, las solicitudes de asilo sin fundamento han bajado del 90% al 80%. Por el contrario, se ha duplicado del 10% al 20% la cuota de solicitudes aceptadas.
Lo ideal sería una cuota de 100%, pues entonces vendrían a Suiza únicamente verdaderos refugiados: 'Hay que fijarse también metas, aunque sean inalcanzables', agregó Blocher.
ERITREOS DEPORTADOS
Este año, 5.800 personas tuvieron que abandonar Suiza. La medida de negar la entrada al país a quienes carecen de documentación por motivos injustificables ha dado frutos, según el ministro, ya que 2007 ha registrado un 10% menos de 'sin papeles'.
Caso especial, sin embargo, es el de 2.500 ciudadanos de nacionalidad eritrea, que han desertado del servicio militar o son objetores de conciencia que, de acuerdo a un veredicto judicial, deben ser reconocidos como refugiados.
'En el año 2005 su número oscilaba quizás entre unos 10 y 20 por mes', señaló Blocher. 'Pero al final llegaron hasta 300 desertores eritreos. Hoy tenemos en Suiza a 2.500 eritreos. Casi todos son hombres jóvenes que presentan una prueba de que fueron llamados al servicio militar'.
Para Blocher, ésto 'representa un gran problema'. Por ello, el ministro prevé adoptar un decreto gubernamental para cambiar la nueva ley de asilo, según la cual la negativa al servicio militar, por sí sola, no es una condición para ser reconocido como refugiado.
Grupos pro inmigrantes como la Organización Suiza de Ayuda a los Refugiados (OSAR) han criticado la decisión de Blocher y, en general, del Ejecutivo suizo, al que han calificado de 'miope'. La OSAR recordó que la Comisión de Recursos en materia de Asilo adoptó hace dos años una decisión favorable para mantener a los exiliados, porque los objetores de conciencia y desertores corrían el riesgo de ser torturados en su patria.
INTEGRACIÓN
El propósito de esta nueva enmienda a la Ley de Extranjería, según Blocher, es fomentar la integración de los extranjeros en la sociedad helvética bajo el lema: 'Exigir e Incentivar'.
En comparación con el resto de Europa, Blocher comentó que los problemas generados por la inmigración en Suiza son 'muy escasos', y los principales residen en el desempleo y la delincuencia, especialmente la delincuencia juvenil. Según el ministro de Justicia, en la mitad de los casos la delincuencia juvenil concierne a la población extranjera de origen balcánico.
REUNIFICACIÓN FAMILIAR
La nueva Ley de Extranjería otorga a los cantones la opción de adoptar convenios de integración en casos problemáticos y que contienen normas claras sobre los derechos y las obligaciones de los extranjeros.
La prolongación del permiso de estancia o la concesión de la residencia a partir de cinco años en el país dependerá de una buena integración. Los cantones reciben de la Confederación 6.000 francos suizos por cada refugiado reconocido como tal o aceptado provisionalmente mientras se tramita su solicitud de asilo.
Blocher subrayó también que la reunión familiar estará garantizada en el plazo de máximo cinco años para los hijos menores de 12 años, y en el plazo de uno para los mayores de 12 años. Esta 'medida humanitaria' facilitará su escolarización a una temprana edad y, por ende, un mejor acceso al mercado laboral.
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