La historia de Giuditta Russo, una italiana de 36 años, es digna de la mejor película de Hollywood, según informó este viernes el diario El Mundo.
Todo comenzó en 1990 cuando quiso matricularse en Derecho en Italia. Hizo creer a su familia que podía compatibilizar sus presuntos estudios de Derecho con su trabajo de secretaria en un conocido despacho de abogados de Pompeya, la ciudad que la vio nacer.
Sin embargo, ni siquiera se matriculó. Los días en que, en teoría tenía un examen, se quedaba estudiando hasta las tantas de la madrugada. El hecho era que, aunque no estuviese en la universidad, sí que le gustaba el Derecho. Por eso, aprendió por su cuenta esta profesión.
El día en que defendió su "propia tesis", consiguió una inexistente matrícula de honor. Con estas calificaciones, el despacho de abogados no tardó en darle papeles más importantes hasta el punto de que se convirtió en la mejor en su trabajo. De hecho, no perdió ni uno sólo de los 250 juicios en los que participó.
Sin embargo, su sueño desapareció cuando empezó a endeudarse. Giuditta hizo unas inversiones arriesgadas y amontonó unas deudas por valor de 600.000 euros. Ante esta presión, al final decidió autodenunciarse por intrusismo profesional. Perdió su marido y su trabajo. Y además, se tendrá que enfrentar a un juicio.
Pero no todo fue malo. A cambio, escribió un libro narrando sus experiencias llamado Confesiones de una abogado sin título, del que se sacará el guión para llevarlo al cine.
El próximo lunes comenzará su juicio.
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