Una jueza de Lleida ha condenado a una ex jefa de Carreteras de Lleida, Teresa C.E., a indemnizar a una trabajadora con 63.000 euros y a pagar una multa de 240 euros por una condena por falta de coacciones en el primer juicio por acoso laboral en la administración pública que se celebró en Lleida el 28 de enero. Era también el primer juicio por acoso laboral en un centro de la administración que se celebraba en España.
El letrado de la defensa, Josep Maria Moragues, calificó la sentencia de larga y trabajada, y señaló que la jueza no habla de acoso laboral por tratarse de un delito no tipificado.
No descartó la posibilidad de recurrir la sentencia por considerar que la indemnización pudo haber sido superior. Según Moragues, la jueza da por hecho que la trabajadora decía la verdad y ha dictado condena de faltas teniendo en cuenta las consideraciones médicas.
Por su parte, la Conselleria de Política Territorial, que hace un año trasladó a la acusada a otro centro de trabajo, aseguró en un comunicado que, en tanto que responsable civil subsidiaria, recurrirá la sentencia.
Política Territorial afirmó que la querella se presentó por unos delitos de presuntas coacciones y lesiones, y se ha dictado finalmente una condena por falta de coacciones, siendo absuelta del delito de lesiones.
En el juicio –al que asistieron representantes de dos asociaciones contra el acoso laboral: Mobbing No y la Asociación contra el Acoso Moral en el Trabajo (CLAM)–, la fiscal y la defensa pidieron dos años y medio de cárcel, petición a la que el abogado de la trabajadora agregó una indemnización de 140.000 euros.
Fiscalía y defensa argumentaron que la acusada mantuvo hacia la víctima una actitud continua de menosprecio y acoso entre 1996 y 2005 con la finalidad de que la trabajadora abandonase su puesto de trabajo.
La denunciante, B.S.M., que entró con 19 años a trabajar, entonces en el Ministerio de Obras Públicas, y que ha estado de baja durante largos periodos, aseguró que le llamaba "tonta", le decía que no servía para nada, le cronometraba el tiempo, le obligó a hacer de conserje y le amenazó con abrirle un expediente, además de obligarle a archivar expedientes muy antiguos.
En su declaración explicó que su ex jefa le gritaba en la sala de juntas y a puerta cerrada, y que en una época le puso un supervisor. "Tú no vales; te voy a cronometrar para que te dé tiempo", asegura la denunciante que le dijo la acusada. "Tonta inútil, no sirves para nada", dijo también.
Una compañera de trabajo dijo haber escuchado también insultos. "Oí que le insultaba, que le estaba llamando tonta, le decía que por mucho que le enseñara nunca aprendería nada". Sobre los expedientes antiguos a los que hizo referencia la acusada, dos inspectoras de trabajo aseguraron que algunos eran tan viejos, de finales de los años treinta, que se deshacían en las manos.
El primer médico que declaró, Josep Maria Jove, el psiquiatra de la Seguridad Social que atendió a la denunciante tras ser derivada por su médico de familia, atribuyó el trastorno depresivo de la mujer al trabajo.
La segunda médico, la forense del juzgado Rosa Pérez, indicó a la jueza que la denunciante sufre un cuadro de ansiedad depresivo derivado del acoso psicológico en el entorno laboral por las vejaciones que ha recibido de su superior.
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