El sindicato alemán de servicios Ver.di aconsejó hoy a los empleados que han sido espiados por la cadena de supermercados Lidl presentar demandas contra la empresa con la exigencia del pago de indemnizaciones por daños y perjuicios.
‘Solo puedo aconsejar a los empleados de Lidl afectados que se pongan de acuerdo y acudan juntos a Ver.di. Posiblementa se puedan elaborar unas denuncias tipo contra Lidl’, declara hoy la vicepresidenta de dicho sindicato, Margret Monig-Raane, en la edición digital del semanario ‘Stern’.
‘Quienes estén afiliados a nuestro sindicato recibirán inmediatamente asistencia jurídica y denunciar a Lidl para exigir una reparación por daños y perjuicios’, afirma la sindicalista, quien critica duramente las prácticas de la cadena de supermercados.
‘Este espionaje tiene un alcance increíble. El sistema Lidl no ha hecho sino desenmascararse. Lidl es incapaz de hacer buenos negocios con métodos legales’, añadió Margret Monig-Raane, quien expresa sus sospechas de que la dirección de la empresa aprobó esas ‘maquinaciones criminales’.
El escándalo en torno a la cadena Lidl, con filiales en numerosos países europeos, también en España, ha sido desatado por la revista ‘Stern’, que en su edición de hoy denuncia bajo el título ‘Stasi Lidl’, en referencia a la policía política de la extinta RDA, el espionaje sistemático de empleados en los supermercados.
Según el semanario, en muchas dependencias analizadas se habían instalado cámaras con las que no sólo se registraban los robos sino también todo tipo de movimientos de los empleados.
En los protocolos internos confeccionados con los datos de las cámaras figuraban, entre otros, la frecuencia con la que los trabajadores visitan el servicio o las relaciones amorosas entre empleados.
La mayoría de los informes internos de Lidl en poder de la revista proceden de filiales en el estado federado de la Baja Sajonia y, en menor medida, de Renania-Palatinado, Berlín y Schleswig-Holstein.
Al parecer, el método de actuación del servicio interno de espionaje de la cadena Lidl era siempre el mismo y comenzaba con la llegada a primera hora del lunes a la filial de turno de un equipo de detectives.
Estos instalaban entre cinco y diez cámaras miniatura antes de la llegada de los trabajadores y en presencia del director de la filial, a quien se aseguraba que su fin era ayudar a detectar a clientes que roban.
Sin embargo, los detectives al servicio de Lidl dedicaban sus actividades observadoras a controlar minuciosamente el trabajo de los empleados y apuntar incluso rasgos de personalidad con frases como ‘introvertida y de aspecto ingenuo’.
Lidl reconoció ya ayer esas prácticas, aunque aseguró que su fin último era descubrir posibles cacos, mientras las autoridades responsables de la defensa el derecho a la intimidad y la protección de datos han anunciado que intervendrán en el caso.
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