Las empresas familiares son, sin lugar a duda, uno de los motores principales de la economía española, ya que representan un 90% del total de los negocios privados. Sin embargo, su escasa capacidad de supervivencia en cuanto se produce un cambio generacional hace saltar todas las alarmas.
Desde Círculo Legal Barcelona, aseguran que, actualmente, «la esperanza de vida de este tipo de empresas es inferior a 10 años desde que estas se constituyeron, y de aquellas que consiguen salir ilesas de este primer reto, tan solo un 9% llega a la tercera generación».
Esta problemática genera malestar tanto a las familias afectadas como al conjunto de la economía del país, ya que las empresas familiares representan más del 65% del PIB. Jorge Fernández, abogado y socio de Círculo Legal Barcelona, explica que «el éxito en la sucesión de un negocio se ha convertido en una de las principales preocupaciones en la actualidad y, además, el impacto de la COVID-19 ha acentuado esta problemática y ha generado una situación crítica para este tipo de compañías«.
Claves para la supervivencia de una empresa familiar
El principal factor que ha desencadenado este problema es que no se realiza una correcta planificación de la transición generacional de la empresa. Actualmente tan solo un 28% de estas compañías cuenta con un plan de sucesión. Para lograr mantenerse bien posicionado en el mercado y hacer frente a las posibles amenazas del sector es primordial que el núcleo que constituye el negocio familiar esté firmemente consolidado. Asimismo, la filosofía y los valores de la empresa se deben encontrar presentes en cada uno de los miembros de la familia que, posteriormente, se convertirán en propietarios de aquella.
«La confección de un Protocolo Familiar es una solución que permitirá que no queden cabos sueltos. Este documento comprende aspectos como los requisitos de acceso a la empresa, las funciones que van a desempeñar los miembros de las futuras generaciones o los valores que caracterizan a la compañía«, asegura Fernández. Sin embargo, el abogado añade que «solo un 10% de las empresas consideran que es necesario elaborar un plan de este tipo, y eso puede convertirse en un grave error, ya que la tasa de supervivencia se triplica en caso de elaborar el Protocolo Familiar».
Planificar con antelación cómo se va a producir el relevo generacional es fundamental, ya que la incorporación de nuevos miembros a un cargo determinado puede producir alteraciones en la estructura empresarial. Desde Círculo Legal, también proponen elaborar una Due Diligence como documento previo a la redacción del Protocolo Familiar: «Este documento, en este contexto, sirve para tener una imagen fiel de la situación en la que se encuentra la empresa, a todos los niveles: jurídico, fiscal, laboral, societario, contractual, entre otros. Por ese motivo, la Due Diligence se configura como un punto de partida objetivo, transparente, que permite, en base al modelo de negocio, fijar dónde está la empresa y hacia dónde puede dirigirse a corto y medio plazo», explica Jorge Fernández.
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