La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2020 recoge plenamente el impacto de la crisis del COVID-19 y sus resultados son muy negativos, inauditos en toda la serie histórica. Se ha producido una caída de la ocupación sin parangón en un segundo trimestre. El paro también ha aumentado, pero en una magnitud mucho menor. Lo explica el INE indicando que no todas las personas que han perdido su empleo han pasado a clasificarse como parados según la definición de la OIT porque el confinamiento y el cierre de empresas les ha impedido buscar empleo pese a estar disponibles para trabajar. La caída de la ocupación se ha cifrado en 1,07 millones de personas, el peor comportamiento en un segundo trimestre de la historia, dejando la cifra de ocupados en 18,61 millones. El paro ha crecido en 55.000 personas, hasta los 3,37 millones, mientras que la población inactiva creció en 1,06 millones. La tasa de paro crece nueve décimas, hasta el 15,33%.
El comportamiento de la ocupación en el segundo trimestre solo puede explicarse al tener en cuenta el brusco impacto en la economía española de la crisis del covid-19. El número de ocupados se ha situado en los 18,61 millones de personas. En términos interanuales se ha medido por primera vez en más de seis años pérdidas de ocupación, con una caída de un 6,05% (-1,20 millones).
En cuanto a la evolución de la actividad, el descenso de 1,02 millones de activos en el segundo trimestre (-4,43%) ha sido el factor explicativo fundamental de la caída de más de 2,6 puntos porcentuales de la tasa de actividad, que ha quedado situada en el 55,54%. Aunque sabemos que detrás de este comportamiento subyace un grueso de desempleados que no están siendo correctamente contabilizados. En términos interanuales la población activa cae un 4,60%.
El empleo se reduce hasta los 18,61 millones en el peor segundo trimestre de la historia
El descenso de la ocupación en el segundo trimestre (1,07 millones de ocupados menos) se ha localizado esencialmente entre los trabajadores asalariados (-1,03 millones de asalariados, -6,24%), mientras que los trabajadores por cuenta propia cayeron en 36.100 personas (-1,16%). Dentro de los trabajadores por cuenta propia han descendido trimestralmente el número de los empleadores (-57.700, -6,23%), mientras que ha crecido el número de los trabajadores por cuenta propia sin trabajadores a su cargo. En términos interanuales descienden tanto el número de empleadores como el del resto de trabajadores por cuenta propia.
Entre los trabajadores asalariados, el segundo trimestre del año se ha caracterizado por una reducción mucho más intensa de los que cuentan con contrato temporal (-671.900, -16,22%) frente a los que cuentan con un contrato indefinido (-361.400, -2,91%). En términos interanuales la evolución del empleo asalariado refleja nuevamente un descenso mucho más pronunciado en el caso de los asalariados temporales (-929.100, -21,12%) que en el de los indefinidos (-232.300, -1,89%). Este comportamiento, que ya se observó en el trimestre anterior, ha acentuado su magnitud durante el segundo trimestre por el impacto asimétrico de la pérdida de empleo entre indefinidos y temporales como consecuencia de la crisis del covid-19. La tasa de temporalidad desciende 2,6 puntos porcentuales respecto al trimestre anterior y queda situada en el 22,4%, lo que indica que más de 3 de cada 4 trabajadores asalariados en España cuentan con un contrato indefinido.
La pérdida de empleo del segundo trimestre se concentró casi en exclusiva en el sector privado, en el que se midió un descenso de 1,05 millones de ocupados (-6,40%), mientras que en el sector público la pérdida de empleo fue mucho menos intensa: -22.000 ocupados (-0,68%). En términos interanuales mientras que el empleo público sigue creciendo (+0,98%) el empleo en el sector privado se desploma, con una caída interanual de un 7,40%. Los ocupados en el sector privado se sitúan en los 15,38 millones de personas y los del sector público en los 3,23 millones.
El empleo ha descendido en el segundo trimestre en todas las franjas de edad sin excepción. El mayor descenso se ha producido en el segmento de 35 a 39 años (-185.300 ocupados) aunque la caída porcentual más intensa se ha medido en el caso de los más jóvenes, los menores de 25 años.
Por sectores, en el segundo trimestre ha caído la ocupación en todos los sectores sin excepción. La mayor caída se ha medido en el sector Servicios (-816.900), seguido de la Industria (-127.000), la Construcción (-108.700) y la Agricultura (-21.400). En términos interanuales el empleo baja en todos los sectores, con una intensidad menor en el caso de la Industria (-4,42%) y mayor en Construcción (-8,41%), con una caída promedio del 6,05%.
El descenso del empleo en el segundo trimestre se ha producido en 16 de las 17 comunidades autónomas (la única excepción fue Baleares, con un leve incremento de 9.200 personas y Melilla). Las mayores caídas se localizaron en Cataluña (-223.700) y Andalucía (-198.100), aunque la caída más intensa fue en Canarias (-11,62%).
La tasa de paro crece al 15,33%, con un crecimiento del paro desestacionalizado
El paro medido a través de la EPA ha crecido en 55.000 personas en el segundo trimestre del año y la tasa de paro ha aumentado hasta el 15,33%, lo que está muy lejos de reflejar la magnitud de la crisis en el mercado laboral. El INE explica que los requisitos de la OIT para considerar a una persona como parada son complicados de cumplir en un contexto de cierre empresarial y paralización de la actividad. Por esta razón, el grueso de las personas que han perdido su empleo han sido contabilizadas como inactivas.
El crecimiento trimestral del paro se ha producido en todas las franjas de edad excepto entre los mayores de 55 años, donde ha caído en 34.600 personas. La mayor intensidad (+8,74%) del aumento se ha medido en los jóvenes de 20 a 24 años.
Análisis Randstad Research: la tasa de paro sería del 19,27% si se clasifican como parados a las personas que han perdido su empleo en el segundo trimestre
Para que una persona que no trabaja sea contabilizada como desempleada estadísticamente se exige el requisito de que busque activamente empleo, lo que parece lógico, puesto que de esta manera se la diferencia de la población inactiva. Esta cuestión, que en circunstancias normales es un matiz técnico sin importancia, en la EPA del segundo trimestre resulta una cuestión de enorme interés, puesto que hay una discrepancia enorme entre la pérdida trimestral de ocupación (1,07 millones de personas) y el aumento del paro (+55.000), mientras que la población activa ha disminuido en 1,02 millones de personas.
Parece muy intuitivo pensar que la mayor parte de las personas que han perdido su empleo han sido contabilizadas como inactivas y no como paradas. Y el INE lo explica de manera muy acertada, cuando señala que el confinamiento y el cierre de empresas ha impedido que 1,63 millones de personas que estaban disponibles para trabajar no pudieran buscar empleo, y al no cumplir con las condiciones de la OIT para ser clasificados como parados, quedaban relegados a la categoría de inactivos. Y de esos 1,63 millones de personas que no han podido buscar empleo, el INE explica que han aumentado 843.000 personas respecto al trimestre anterior.
¿Qué le sucedería a la tasa de paro si la recalculamos teniendo en cuenta ese aumento de 843.000 personas que se contabilizan como inactivas en el segundo trimestre, pero que lo son porque por las extraordinarias circunstancias no han podido buscar empleo? La tasa de paro (no oficial) aumentaría hasta un 18,45% de la población activa. Y si incluyésemos a los 1,07 millones de ocupados que han perdido su empleo, la tasa sería de un 19,27%. Cualquiera de dichas mediciones reflejaría de manera mucho más realista el impacto en el mercado laboral de la crisis del covid-19.
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