Con el nuevo año ponemos en marcha los buenos propósitos y aprender un nuevo idioma suele estar entre ellos. Así se desprende de una encuesta realizada por la plataforma de idiomas Preply que revela que tres de cada cuatro españoles tiene anotada en su “to-do list” aprender un idioma en los próximos 12 meses. Sin embargo, hay una serie de factores que les frena, el principal: la vergüenza. Para casi el 80% de los españoles el reparo al hablar otros idiomas en público supone un obstáculo para su aprendizaje.
Tras la irrupción de la inteligencia artificial y el revuelo causado por aplicaciones de generación de texto como ChatGPT, los españoles no tienen claro que un “humano” vaya a ser el que les imparta clases de idiomas. Más bien al contrario: un 61% está convencido de que la IA sustituirá a los profesores. La franja de edad de los mayores de 35 años es ligeramente más pesimista (un punto por encima de los millennials y zetas) a este respecto. Casi un tercio de los encuestados va aún más allá, y considera que ya no es necesario aprender idiomas, desde que contamos con traductores simultáneos que pueden echarnos una mano en cualquier momento.
“No es la primera vez que los docentes conviven con una tecnología que supone un antes y un después en su actividad, y en todos los casos, se han servido del avance para potenciar el aprendizaje. En este sentido, la IA no es diferente de las fotocopiadoras, las calculadoras, los ordenadores o Internet, que han sido disruptores en su momento”, matiza Sylvia Johnson, directora de metodología de Preply, plataforma que apuesta por los tutores como figura central de su modelo. La experta pronostica que la IA no sustituirá a los profesores, pero sí les dará “superpoderes”: “les liberará de las tareas más repetitivas o tediosas dejando espacio a la parte más humana y creativa de la enseñanza”.
La vergüenza como freno al aprendizaje
Para casi el 80% de los españoles la vergüenza que sufren al hablar otros idiomas en público supone un freno para su aprendizaje, aunque más de la mitad (57%) achaca la falta de tiempo para estudiar como el principal escollo en su progreso. Los adultos de entre 35 y 55 años son los que menos tiempo tienen para practicar (61%). Por otro lado, ver a amigos e influencers que hablan otros idiomas en redes sociales motiva a mejorar al 87% de los españoles.
“Muchas veces, nos encontramos con alumnos españoles que tienen los conocimientos (han estudiado el idioma durante años, incluso décadas) pero les falta confianza. El miedo al error o al ridículo están muy arraigados en la cultura española y frenan la predisposición a participar en conversaciones”, describe Johnson.
Volviendo a la encuesta y respecto a las estrategias de aprendizaje, más de dos tercios de los españoles planea utilizar aplicaciones o plataformas en línea en 2024, mientras que el 85% participa en actividades como leer libros, ver películas con subtítulos o escuchar podcasts en otros idiomas para mejorar sus conocimientos.
“Debemos fomentar la aplicación de conocimientos lingüísticos en situaciones cotidianas a través de chats, juegos de rol y otras actividades interactivas que nos permitan aplicar los conocimientos aprendidos y mejorar nuestra soltura con el idioma”, aprueba la experta en metodología.
¿Por qué estudiamos idiomas?
Para la mitad de los españoles, las aspiraciones profesionales son la primera motivación para aprender otro idioma, pero no es la única. Destaca el deseo de mejorar nuestras relaciones sociales (mencionada por el 41%) o incluso encontrar pareja (6,5%), y también los planes de viajar a otros países (49%) o incluso, mudarse (12%). La opción de irse a vivir a otro país es especialmente relevante entre los menores de 24 años (14%). Para la mayoría (70%), aprender otro idioma es una manera de enriquecerse a nivel personal, sin más pretensiones.
Las nuevas tecnologías han democratizado el acceso al aprendizaje de idiomas y dos tercios planean utilizar una plataforma online o app con este propósito, sin embargo, el mismo porcentaje opina que la economía familiar es un factor determinante en la posibilidad de adquirir una segunda lengua.
“Hace unos años, para aprender un idioma necesitabas inscribirte en una academia, adquirir un libro con la teoría y acudir a las clases de forma presencial. Era un modelo rígido y donde el estudio de la gramática tenía mucho peso. Hoy, gracias a plataformas como Preply, es posible practicar con un tutor, con un modelo que prioriza la conversación, a cualquier hora y desde donde estemos, con total flexibilidad” explica Sylvia Johnson. “El algoritmo de Preply nos puede ayudar a encontrar un profesor que se adapte a nuestras necesidades y tiempo disponible y cuya tarifa esté dentro de nuestro presupuesto”, añade.