En un escenario laboral en constante cambio, donde la digitalización y la tecnologización son los principales agentes transformadores, la formación se erige como una de las principales herramientas para que las empresas mantengan su competitividad. Según datos de Fundae, en 2022, 343.677 empresas participaron en formaciones bonificadas para sus empleados, un 6,4% más que en 2021. De ellas se beneficiaron 5,3 millones de participantes, un 10% más con respecto al ejercicio anterior, lo que consolida a la formación como un valor añadido fundamental en la estrategia empresarial.
Sin embargo, esto supone un desafío para las compañías, que no siempre disponen de los recursos internos para poder ofrecer formación de manera autónoma. Más del 80% de las empresas que la ofertan recurren a partners especializados.
“Las empresas son cada vez más conscientes de la importancia de la formación, pero necesitan ayuda para ponerla en marcha” señala Jesús Pérez Martín, Director General de ADAMS, compañía especializada en crear e impartir formaciones para compañías de todos los sectores y que se presenta como un aliado estratégico para las empresas que buscan impulsar el talento de sus equipos y buscar la excelencia en los productos y servicios que ofrecen a sus clientes. “Es fundamental comprender que las empresas por sí solas enfrentan desafíos muy relevantes en la tarea de proporcionar formación adecuada. En este sentido, ADAMS se destaca por su compromiso con la personalización y adaptación integral de las formaciones a las necesidades específicas de cada empresa” añade.
Formación personalizada y con el foco en el reskilling y upskilling de los empleados
La importancia de este enfoque personalizado se refleja en la realidad del mercado actual, donde el talento es un activo valioso y su retención se convierte en un elemento clave para el éxito empresarial. Las empresas buscan perfiles adecuados a sus necesidades, y, a la vez, se esfuerzan por mantener a sus empleados actualizados y motivados. Es lo que se conoce como upskilling y reskilling.
En un contexto donde el 50% de los trabajadores globales necesitará mejorar sus habilidades para 2025, según datos del Foro Económico Mundial, las estrategias de upskilling y reskilling se vuelven esenciales.
“Permitir a los empleados que refresquen y adquieran nuevas habilidades no sólo beneficia al desempeño de la compañía, que contará con mejores profesionales, sino que la formación se ha convertido en un beneficio social más para los empleados, ayudando a las empresas a retener el talento”, indica Pérez Martín.
Las Habilidades tecnológicas, las más demandadas
En cuanto a los contenidos de estas formaciones, destacan como los más demandados aquellos centrados en habilidades tecnológicas, en concreto en programación e Inteligencia Artificial.
Según María Jesús Cabeza, Directora de Empresas en ADAMS, también ha crecido el interés por el desarrollo de las llamadas habilidades blandas o Power skills. Hablamos de habilidades de Comunicación Efectiva, Trabajo Colaborativo, Resolución de Problemas (Pensamiento Crítico, Adaptabilidad y Flexibilidad) o Liderazgo. “Sin olvidar la salud mental”, añade María Jesús, “sin duda, la formación en habilidades que fomenten el bienestar de los trabajadores, como la inteligencia emocional o la resiliencia, serán también tendencia a corto plazo”.
El talento joven, una inversión estratégica
Este creciente compromiso de las empresas con la formación no solo se limita a sus propias plantillas. Las compañías son conscientes de la importancia de apostar por los jóvenes talentos, los estudiantes que serán los trabajadores del mañana. En este sentido, son comunes las alianzas estratégicas con universidades para promover programas más prácticos para sus estudiantes. Estos convenios no solo benefician a los jóvenes talentos al proporcionarles una preparación más alineada con las necesidades del mercado laboral, sino que también aseguran que las empresas cuenten con profesionales del futuro más capacitados para enfrentar los desafíos cambiantes del mundo empresarial.