En las organizaciones acercamos las nuevas formas de trabajar y el enfoque agile para que las estructuras y procesos se transformen y las personas integren esa transformación en su mindset. El ritmo de evolución de los mercados y exigencia a marchas forzadas a las organizaciones es evidente. ¿Cómo lo son la evolución del aprendizaje y el propósito educativo?
Necesitamos ir mucho más allá de un cambio cosmético con la digitalización de las aulas.
Los valores y los comportamientos en este mundo VUCAH ( -del inglés- volátil, incierto, complejo, ambigüo e hiperconectado), BANI ( -del inglés- frágil, ansioso, no lineal e incomprensible), o como prefiramos etiquetarlo, piden una respuesta adaptativa y propositiva para sobrevivir en el mercado. E, incuestionablemente, lo piden con una comprensión sistémica, sostenible y ecológica para, así, poder perdurar.
Ambos lugares están conectados. La generación más joven de hoy pasará pronto a formar parte de estas organizaciones transformadas.
En educación, las nuevas formas de aprender y otros modelos pedagógicos están sirviendo para adoptar toda esta complejidad y transformar la incertidumbre en una corriente de oportunidades.
¿Qué son las nuevas formas de aprender? Imaginemos que el propio funcionamiento de un centro educativo se convierte, en sí mismo, en una oportunidad de aprendizaje de nuevas estructuras organizacionales; o de toma de decisiones; transparencia; enfoque a cliente y liderazgo..etc. De esta manera la brecha entre lo que se enseña y lo que se espera se reduce, poniendo en todo momento el centro en habilidades, no solo técnicas, sino principalmente humanas. De ahí la importancia de que sea una experiencia y aflore.
El ecosistema que podemos crear entre organizaciones empresariales y educativas cada vez tiene más sentido. Una inspiración circular donde las personas más jóvenes aprendan mirando a quienes tienen más experiencia y donde las personas con más experiencia cambien constantemente mirando desde los ojos de una juventud inquieta y despierta que sabe que quiere un mundo diferente.
La competitividad, la segmentación, la evaluación y las etiquetas ya no sirven. Es algo de lo que tratan de despojarse las organizaciones actualmente, ¿por qué seguir manteniéndolo en el ámbito educativo? ¿Qué tal si seguimos reforzando aquello que hemos descubierto que nos funciona mejor? La colaboración, las estructuras en red, la transparencia, el propósito…
En esta época algo se está transformando:
Queremos trabajar por una causa. Buscamos generar impacto.
Necesitamos educar entonces para que las futuras generaciones descubran por sí mismas dónde quieren impactar y diseñen nuevos modelos organizacionales para construirlo.