El mundo de la formación ha pasado por diferentes etapas tanto en el ámbito educativo como en el corporativo, con un resultado final desigual, ya que, si bien asumimos que la educación académica es fundamental durante años, en el momento que pasamos al siguiente nivel, parece que la etapa profesional implica aprender por modelado y a golpe de necesidad sobrevenida; lo que en ocasiones termina por convertirse en un cumplimiento, de cumplo y miento, ya que la formación es como la vida, el verdadero valor está en que pase por uno, no sólo uno por ella.
La realidad es que en los colegios, centros formativos y universidades se gesta el futuro del talento tanto a nivel operativo, como táctico y directivo; es crítico, sin duda, ahora bien, nuestra invitación es a que el aprendizaje sea continuo.
Las corporaciones han entendido y comprobado en los últimos tiempos, que el desarrollo profesional de sus colaboradores es clave, de cara a mejorar constantemente en todos los planos: profesional, colectivo e individual.
Trabajando desde las habilidades, con la ayuda de la tecnología y la integración de todo ello de manera colaborativa, como un equipo, potencia el resultado y capitaliza el conocimiento corporativo; en definitiva, nos hace mejores y más fuertes.
La situación tan especial que vivimos desde hace un año, ha ayudado a darnos cuenta de que es tiempo de formarse, ya que aprender nuevos conceptos, metodologías, asociar ideas y conocimientos, analizar nuevas vías de resolución de situaciones, nos ayuda a salir del piloto automático, del entorno conocido en el cual nuestro cerebro realiza recorridos neuronales análogos día tras día, y adaptarnos con éxito a las situaciones que se puedan producir.
Ramón y Cajal descubridor del rol de la neurona, ya indicó que “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. La formación incide de manera determinante en ello, despertando y desplegando los extraordinarios recursos de que disponemos “de serie”.
En la actualidad experimentamos un entorno incierto, cambiante, inestable y ante ello nuestra tendencia es a sentirnos incómodos y perdidos. A través de la formación se puede trabajar el siguiente paso, en lugar de retraernos a nuestro entorno y a respuestas conocidas.
Si mantenemos la ilusión, si persistimos y probamos nuevas formas, nos enfocamos hacia la solución, y por tanto a la oportunidad. La realidad es que cuando nos situamos ante el abismo, activamos la inteligencia, la creatividad y nos demostramos lo que somos capaces de llegar a hacer, a la ausencia de límites.
Con este nuevo paradigma todo lo que ocurre es un gran aprendizaje, un regalo, al igual que las formaciones, pues son un regalo que nos llevamos para siempre.
Vivimos realidades en las que el extra está en que un colaborador, sea capaz de pensar de manera diferente, aportar soluciones, dar un paso adelante, superarse y sobreponerse a las dificultades que puedan surgir; sin minusvalorar sus conocimientos, técnicas y experiencia concreta. Y todo ello se puede trabajar, modelar y conseguir a través de acciones y programas formativos específicos.
Cada empresa es única, al igual que sus colaboradores, necesidades y objetivos específicos. En Triangle Formación In Company son sensibles a cada realidad, por ello nos impregnamos de la esencia del proyecto, lo asumen como propio y diseñamos propuestas adaptadas a las necesidades concretas, aplicando la neurociencia y tanto desde la dimensión de las habilidades, como la de la tecnología y en todas las modalidades: presencial, ahora más orientada a virtual, elearning e híbridas.
Como dicen, «creemos en la consultoría y la formación como elemento transformador, investigamos, desarrollamos programas y metodologías, nos mantenemos actualizados en la que es nuestra pasión: colaborar con nuestro cliente para convertir un objetivo en realidad.»
Desde la unidad, trabajan en proyectos formativos que desarrollen, fomenten estas actitudes y competencias diferenciales en nuestros clientes. A través de programas de impacto en diferentes modalidades, y con especial foco en los roles de mandos intermedios, directivos, así como punta de flecha, proponen transformar la manera de ver, hacer, y hacer hacer internamente, para así mejorar el desempeño y los resultados.
La tecnología siempre está de nuestro lado, por lo que trabajamos, como ejemplos, en programas de metodologías ágiles, o gestión de proyectos sin descuidar las habilidades adscritas a cada fase, para lograr el resultado esperado, mejorar e incluso superarlo.
Como la diversión y el disfrute forman parte del aprendizaje, incorporamos elementos de gamificación, a través de los cuales se pueden obtener recompensas virtuales (insignias, medallas, premios), desarrollamos productos específicos, como escape rooms virtuales, entornos corporativos virtualizados (360º) para poder recorrer, aprender, compartir y crecer por las instalaciones virtuales de la compañía, etc. En definitiva, a mejorar e impactar en la mejora del rendimiento y de manera crítica, en la actitud, ya que más allá de la aptitud, es la actitud la que determina tu altitud.
Apoyándonos en una metodología eminentemente práctica, con planes de acción concretos, y estímulos ajustados a cada cliente, nuestra mayor satisfacción es colaborar en la transferencia real a cada rol de nuevas formas productivas de trabajo, en las que la formación forme parte de la cultura de aprendizaje y mejora constante en la empresa, en lugar de suponer una interrupción en nuestro ovillo de “haceres”, para poder reflexionar, aprender y salir de la caja.
Nos encontramos en movimientos uniformemente acelerados, y la realidad nos exige constantemente nuevos modelos para tiempos cambiantes.
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