Si 2020 es el año de la adaptación del sistema educativo a la nueva normalidad, 2021 tendrá que ser el año de reinventarse. Esta es una de las principales conclusiones para el futuro de las aulas que advierte Steelcase junto con expertos del sector de la educación y la tecnología. Todos coinciden en la necesidad de flexibilizar al máximo el modelo educativo, siempre junto con los profesionales educativos, de manera que haya agilidad a la hora de adaptarse a la situación, sea cual sea en cada momento, especialmente en un entorno tan cambiante.
Los centros de enseñanza tendrán que realizar grandes esfuerzos en las próximas semanas por repensar sus capacidades y establecer vías para proporcionar experiencias combinadas de aprendizaje remoto y en persona. La seguridad de la comunidad educativa es ahora la principal prioridad, y, para garantizarla, escuelas y universidades están obligadas a readaptar sus espacios, siguiendo una serie de principios básicos. Entre estos principios, se puede hablar de la importancia de regular la densidad y la distancia de personas en una misma aula, establecer divisiones mediante paneles o pantallas y reconfigurar la geometría de los elementos de las salas.
Para Carmela González, profesora y responsable del proyecto Microsoft Edulab, uno de los principales retos que tiene el sistema educativo de cara al próximo curso es “poder acompañar a padres, profesores y alumnos en el uso de las herramientas tecnológicas”. “La capacitación docente es esencial, pero también el ser capaces de conectar entre sí a los alumnos, las familias y el profesorado”, afirma. Según esta experta, “todo apunta a que avanzaremos hacia un modelo híbrido. El modelo online será muy importante para cuestiones individuales, mientras que el modelo presencial tiene que aportar un valor añadido en cuanto a interacción, colaboración…”
En cualquier caso, el modelo del futuro debe garantizar no solo la seguridad sino también el bienestar a todos los niveles, tanto físico, como cognitivo como emocional. Para los expertos, otra cuestión que resulta especialmente delicada es la disparidad de presencia, es decir, el desequilibrio en la capacidad de interacción con la clase que sufren los alumnos que atienden mediante la modalidad online con respecto a quienes lo hacen de manera presencial. “Los espacios virtuales y físicos han de funcionar como un todo”, advierten.
Algo con lo que coincide también Jesús Torres, responsable de estrategia y desarrollo de negocio de Crambo y experto en proyectos de tecnología e innovación en el ámbito educativo: “El panorama que tendremos en septiembre es muy incierto aún, pero la vuelta al aula hay que prepararla desde ya, y la solución tiene que pasar por un modelo de aula híbrida”. Además, señala dos retos fundamentales para esta adaptación del modelo educativo: “en primer lugar, tenemos que afrontar un problema llamado brecha digital que produce muchos desequilibrios entre los estudiantes. Además, no podemos pensar que la tecnología es el fin, sino un medio a disposición de la metodología del profesor. No puede ser la protagonista, sino que ha de ser transparente”, concluye.
“Lo ideal es tener espacios flexibles, aulas con tecnología inmersiva, elementos móviles, señalética… pero hay que tener en cuenta que los centros de enseñanza tienen unos recursos limitados, y que habrá que establecer las ratios y las divisiones en función de estos recursos” afirma Javier Pérez de Santa María, responsable del área de educación de Steelcase“. Para este experto, es esencial que haya un codiseño de las aulas entre profesorado y expertos en creación de espacios, ya que “son los docentes los que mejor conocen las necesidades de aprendizaje de los alumnos”.
Una cuestión que también suscita cierto consenso entre los expertos es que no es imprescindible realizar grandes inversiones en tecnología para adaptarse a la nueva normalidad. Para Javier Pérez de Santa María , “lo importante es que haya colaboración entre lo analógico y lo digital, que vayan desapareciendo los puestos fijos o que existan espacios in-between que favorezcan la interacción”. Alberto Marcos, experto en tecnologías Cloud y responsable de Universidades en Microsoft, también asegura que “la tecnología no puede establecer restricciones a la experiencia de aprendizaje, sino mejorarla, tanto para los alumnos como para los profesores”
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