La relación entre la universidad y la empresa es indispensable cuando de formación y empleabilidad se trata. Pero también de cara al fomento de la investigación y su posterior transferencia a la sociedad. Esta es una de las principales ideas expuestas en el transcurso de la jornada “Innovación y transferencia del conocimiento” celebrada en UNIR.
El encuentro, que ha inaugurado el rector de UNIR, José María Vázquez García-Peñuela, y moderado Guillermo Calleja, catedrático de la URJC, ha reunido a académicos y expertos en la materia que, a través de sus diversas visiones, han abordado las oportunidades, obstáculos y soluciones plausibles en torno a estas cuestiones.
“La innovación no necesita de la investigación, pero sin ella se queda coja, puede avanzar pero no a la cabeza”, ha introducido Emilio Lora-Tamayo, catedrático de Electrónica de la Universidad Autónoma de Barcelona y rector de la UIMP. Por su parte, Avelino Corma, profesor de investigación del CSIC, ha destacado que los investigadores “no vivimos en un mundo aparte de la empresa, porque formamos a profesionales para la industria y la academia y, mediante la investigación fundamental, generamos conocimiento que despierta nuevas ideas en la industria y la ayuda a avanzar”.
Y es que dicha simbiosis entre la universidad y la empresa contribuye también en gran medida a otro de los aspectos destacados: la necesidad de que el avance del conocimiento que genera la investigación llegue al gran público. Así lo ha destacado la directora general del FECYT, del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, Paloma Domingo, al asegurar que “la investigación que no se comunica, no destaca”. Domingo ha hecho hincapié en que el objetivo de su institución es el de facilitar la relación “entre los proyectos científicos y los ciudadanos; hay que conseguir que el ciudadano se lleve las manos a la cabeza cada vez que se recorte en ciencia”.
Su planteamiento lo comparte el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense, Federico Morán, quien aboga por fomentar la motivación para el emprendimiento de profesores y estudiantes universitarios con programas de formación y pone el foco en el papel “crucial” de la Administración con la universidad.
A lo largo de la jornada, también se han esbozado como aspectos a tener en cuenta el conocimiento “a fondo” del proceso de innovación, la importancia de hablar “el mismo lenguaje” que la industria, la falta de ideas “originales” y de un compromiso normativo “favorable” y la extensión de las áreas de I+D+i a sectores no tecnológicos como es el de la innovación educativa.
Precisamente en este sentido se ha pronunciado el vicerrector de Transferencia y Tecnología de UNIR, Daniel Burgos, al señalar que, en el sector de la Educación, “hay que innovar ahora, sin esperas y con ganas de cambiar y mejorar”. Un cambio que se centra “en combinar programas académicos reglados con aprendizaje informal” y donde los recursos educativos abiertos al alcance de todos –como los MOOC, SPOC y objetos didácticos, entre otros- desempeñan un papel fundamental. Eso sí, siempre que se haya seleccionado “un contenido de calidad y contextualizado”. También el Big Data y los Servicios Online de Soporte (SOS) contribuyen a dicha innovación educativa.
El catedrático de Ingeniería Telemática y vicerrector de Estrategia y Planificación de la Universidad de Alcalá, Juan Ramón Velasco, ha sido el último en intervenir con una ponencia en la que ha ahondado en la idea de que en ingeniería, la investigación “solo tiene sentido si tiene aplicación directa en la mejora de la vida de las personas”. Por ello, ha hecho un llamamiento a que las administraciones, empresas y profesionales de la tecnología “trabajemos coordinados para procurarnos un futuro a medio y largo plazo”.
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