El mercado laboral del futuro se verá fuertemente condicionado por el avance de la digitalización, que transformará, en los próximos diez años, los sectores de actividad, los puestos de trabajo y las competencias profesionales necesarias. ¿Cuáles son los retos particulares que entraña esta situación para la inserción laboral de jóvenes y niñas de entre 14 y 25 años? ¿Qué medidas pueden tomarse para mejorar sus perspectivas de futuro? Con el objetivo de contestar a estas y otras preguntas, y contribuir a que niñas y jóvenes tengan las habilidades y capacidades necesarias para insertarse en el mercado laboral del futuro, la Fundación PwC y la organización Plan International han elaborado el informe ‘Mujeres jóvenes ante el empleo. Girls Get Equal Job’.
El informe realiza un diagnóstico sobre el mercado laboral en España, en el que se detectan algunas tendencias que podrían posicionar a la mujer en una situación de desigualdad en los próximos años. Entre estas destacan la elección de itinerarios formativos diferenciados entre hombres y mujeres -las mujeres optan por profesiones más ligadas a la asistencia y la salud, los hombres prosiguen itinerarios más orientados a las profesiones técnicas-; la participación minoritaria de la mujer en algunos de los sectores que se espera creen mayor ocupación en los próximos años; las dificultades propias de la incorporación de la mujer al mercado laboral –reflejadas en la evolución de los salarios, o la temporalidad y la equidad de géneros en la tasa de actividad-; o el envejecimiento de la población –que podría derivar en presión para que algunas mujeres renuncien a su trabajo para dedicarse al cuidado de las personas mayores.
En contraposición, el documento expone que, en los próximos años, las empresas requerirán nuevas competencias en sus profesionales. El mercado laboral valorará cada vez más las competencias profesionales de carácter transversal y social, tales como una favorable disposición hacia el aprendizaje continuo, la adaptación, la creatividad o la innovación, que tradicionalmente se han relacionado con las habilidades de las mujeres. Las competencias digitales pasarán de ser un elemento diferencial a convertirse en una necesidad básica y el pensamiento matemático tendrá un peso importante en el mercado de trabajo. Asimismo, cobrarán importancia otras habilidades relacionadas con el desempeño social, la gestión de las emociones, la comunicación o el liderazgo.
¿Cómo mitigar la vulnerabilidad de las niñas y jóvenes frente al panorama actual a partir de estas tendencias? A partir de encuestas para recabar la visión del ámbito empresarial y de la población de mujeres jóvenes, y un taller de trabajo con representantes del mundo empresarial y de las administraciones públicas, el informe aporta cinco recomendaciones de actuación para mejorar la inserción laboral de niñas y jóvenes desde el enfoque de competencias.
1. Transición hacia la sociedad de competencias: Reforzar el desarrollo de las competencias sociales y transversales a partir del trabajo sobre dos focos: un reenfoque del currículo educativo que insista en la perspectiva competencial por parte del sistema educativo; y el desarrollo de certificaciones en competencias desde la Formación Profesional. También se deberían establecer mecanismos de seguimiento que permitan detallar cuál es la situación específica de las niñas y jóvenes, que sirvan para la elaboración de políticas públicas transversales de género.
2. Formación técnica y digital: Seguir trabajando para incrementar la presencia de niñas y jóvenes en las disciplinas técnicas. Para ello, se pueden poner en marcha actuaciones como el refuerzo de la presencia femenina en los ciclos de Formación Profesional, o la configuración de claustros mixtos en el profesorado encargado de diseñar e impartir formación en los niveles educativos superiores. Además, se debería revisar en profundidad la Formación Profesional, generando nuevos perfiles profesionales con más peso de las competencias digitales.
3. Orientación profesional: Desarrollar un modelo de orientación profesional libre de sesgos de género que incorpore el trabajo en competencias transversales. Este modelo debería ir acompañado de un refuerzo de la formación en igualdad de oportunidades de los docentes responsables. También se debe establecer una comunicación y reporte continuo con las familias para que, con el apoyo del servicio de orientación escolar y la participación de los alumnos, se revise el potencial de sus competencias “blandas” y digitales e ir desarrollando itinerarios flexibles hacia su estrategia laboral individual.
4. Eliminación de estereotipos: Reforzar la presencia de los referentes femeninos en los contenidos educativos, así como mensajes y apartados específicos relacionados con la igualdad. Promover la incorporación de mujeres en puestos de referencia de la empresa. Reforzar también mensajes en pro de la igualdad y realizar acciones específicas considerando cuáles son los intereses de la gente joven.
5. Trabajar desde las familias: Insistir con las familias en la formación en competencias y en los mensajes, tanto verbales como no verbales, que transmiten a sus hijas. Promover una educación en igualdad, poniendo en valor la formación tecnológica y las nuevas habilidades clave para el mercado laboral en los hijos, indistintamente de su género.
La formación técnica y digital, clave para mejorar la inserción laboral de niñas y jóvenes en el mercado laboral español del futuro
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