El sistema educativo español debe renovarse y adaptarse al mercado de trabajo para que España mejore sus niveles de competitividad, según el informe anual del Centro Mundial de Competitividad de la escuela de negocios IMD, presentado hoy.
El informe incluye un ránking de los 63 países más competitivos del mundo y España se sitúa en el puesto 36 al descender dos lugares en el último año.
El director del centro de competitividad de la IMD, Arturo Bris, considera que el descenso, si bien es significativo, no es trascendental, dado que no es consecuencia de grandes cambios estructurales o modificaciones profundas.
El ránking se elabora en base a datos estadísticos básicos y a una encuesta con ejecutivos nacionales y extranjeros basados en cada país.
«Lo primero que destaca este año es la percepción de los ejecutivos sobre como el sistema educativo se deteriora», afirmó Bris en entrevista con Efe.
«Por ejemplo, en el ítem logros educativos hemos caído del puesto 25 al 33, pero también la crítica a la calidad de los ingenieros, que era siempre muy bien considerado. Yo creo que con el sistema educativo estamos tocando fondo, es por eso que este año surge como un problema mayor», alertó el experto.
«España necesita una reforma profunda del sistema educativo y no la hace. Hay otros países como Francia o países latinoamericanos en que se ha hecho y eso se nota», agregó.
Según Bris, para que el sistema educativo responda a lo que el mercado laboral necesita es esencial una reforma global del sistema educativo, «no se puede esperar más», afirma, y puntualiza que si no se quiere hacer una global, al menos una parcial.
«Una reforma profunda que busque un sistema de excelencia es imposible porque requiere de un debate y un consenso social que no existe. Pero sí que se pude hacer un sistema de aprendizaje que se adapte al mercado de trabajo y para ello se necesita financiación», aseguró Bris.
Explicó que hay demasiadas universidades, muchas de ellas muy deterioradas, y que muchos de los recursos destinados a las universidades podrían dedicarse a la formación profesional.
Bris dijo estar seguro que dicha reforma es «muy realizable y daría resultados en muy poco tiempo».
«No podemos estar en la cola del mundo en el sistema educativo siendo una potencia económica, y ese es sin duda un hándicap de la competitividad española», concluyó.
España también cae en el aspecto actitudes y valores «lo que demuestra el ambiente de crispación vivido en España en los últimos tiempos, que repercute también en los bajos índices de capacidad de flexibilidad y de cohesión social», sostuvo.
«La flexibilidad y adaptabilidad del sistema social son muy importantes para los negocios, por eso la crispación les afecta y el sentimiento empresarial ha decaído», agregó.
Explicó que la percepción general del sector privado no es mala y que, por ejemplo, el ítem resilencia a los cambios ha subido del 55 al 50.
Con respecto a los dados macroeconómicos, si España ha descendido en algunos aspectos ha sido porque otros países han mejorado sustancialmente.
Los primeros cinco puestos en el ránking IMD de este año los ocupan los mismos países que el año pasado pero en posiciones distintas.
Estados Unidos vuelve al ocupar el primer puesto, tras escalar tres escalones gracias a su desempeño económico y su infraestructura, y le siguen Hong Kong, Singapur, Holanda y Suiza.
Dinamarca, Noruega y Suecia ocupan el sexto, séptimo y octavo puesto respectivamente, mientras que en el noveno y el décimo están Emiratos Árabes Unidos y Canadá.
Con respecto a los siete países latinoamericanos incluidos, el mejor posicionado es Chile, en el puesto 35, seguido de México (51), Perú (54), Argentina (56), Colombia (58) Brasil (60) y Venezuela (63).
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