Las matemáticas no son sólo números. Programación, robótica, inteligencia artificial… Estas nuevas disciplinas protagonizan el mundo digital y todas implican fórmulas y cálculos matemáticos. Dominar esta ciencia es hoy en día un plus a la hora de buscar empleo en un sector donde faltan profesionales y que supone una importante y creciente aportación al PIB de los grandes países. Además, las matemáticas se han convertido en una herramienta fundamental para desmantelar actividades fraudulentas.
Edward Frenkel, profesor de matemáticas de la Universidad de Berkeley (California), destaca que, si ignoramos las matemáticas, somos menos libres y estaríamos cediendo el poder a quienes las conocen y las usan.
Los comicios electorales son un proceso fundamental para mantener esa libertad y, en algunos casos, se ven manchados por la manipulación. Para evitarlos, la Universidad Médica de Viena, junto a otros expertos, desarrolló un modelo matemático capaz de descubrir si se han sustituido las papeletas de los candidatos o si un partido obtiene de forma fraudulenta la mayoría de los votos por parte del 100% de la participación. El sistema compara las estadísticas con las de procesos electorales justos e identifica datos anormales que podrían ser fruto de manipulación.
Otro modelo matemático que permite encontrar indicios de fraude es la ley Benford. Según esta teoría, en muchos conjuntos de datos numéricos, hay cifras que se repiten más que otras dependiendo del número por el que comiencen (por ejemplo, son más comunes las que empiezan por 1 que por 9). En la lucha contra el fraude, esto significa que quien se invente cifras lo hace repitiendo con bastante frecuencia el primer número.
La investigadora Jennifer Golbeck, de la Universidad de Maryland (EE.UU.), aplicó la ley Benford para analizar cuentas maliciosas en las redes sociales. En su análisis, tuvo en cuenta el número de amigos y seguidores asociados a cada usuario y contabilizó la distribución de los dígitos. Los resultados fueron esclarecedores: las cuentas cuyos datos seguían una distribución anormal resultaron ser usuarios falsos.
En Smartick son conscientes de la importancia de usar las matemáticas de manera positiva. Daniel González de Vega, cofundador de la compañía, destaca las ventajas de emplear algoritmos en la sociedad actual: «Los algoritmos sirven para cosas maravillosas, como usar modelos estadísticos para contener epidemias, aunque aplicados a las redes sociales pueden polarizar mucho la opinión pública. En Smartick, los usamos para identificar el nivel de matemáticas de cada niño y ayudarles a mejorar a través de contenidos personalizados. Es la clave del éxito de nuestro método».
La enseñanza de calidad es fundamental para fomentar una sociedad con más conocimientos matemáticos. En este sentido, Cedric Villiani, matemático y director del Institut Henri Poincaré galardonado con la Medalla Fields, señala que el traspaso de profesionales del sistema educativo al mundo empresarial, donde gozan de mejores condiciones laborales, está deteriorando la enseñanza en algunos países, con las consecuencias que ello conlleva.
Los expertos de Smartick aseguran que una de las claves para dominar las matemáticas es la motivación. Para ello, es fundamental que el entorno familiar esté concienciado con la importancia de las matemáticas en la vida diaria. Además, defienden que el sistema educativo ha de fomentar su estudio a través de metodologías y contenidos adaptados a las nuevas disciplinas vinculadas a las matemáticas.
Aprendizaje personalizado y sesiones de sólo 15 minutos con máxima concentración. Esta es la receta que propone Smartick para fomentar el aprendizaje personalizado de las matemáticas en niños de 4 a 14 años. Gracias a su avanzado sistema de inteligencia artificial, el método identifica el nivel de cada alumno y programa sesiones online basadas en los contenidos donde más flaquean.
Se trata de superar la concepción tradicional de las matemáticas ancladas en la memorización y el cálculo de fórmulas descontextualizadas que las despojan de sentido. La alternativa pasa por enseñar para qué sirve verdaderamente esta ciencia y hacerlo a través de materias como la robótica y la programación, además de problemas matemáticos a los que nos enfrentamos en el día a día.
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