Mejorar la empleabilidad de los trabajadores, contribuyendo a su desarrollo personal y profesional, a la vez que conseguir la excelencia y la competitividad de las organizaciones y que estas cumplan sus objetivos empresariales. No son objetivos incompatibles, todo lo contrario, pero eso sí no son fáciles de lograr.
Desde ADAMS Formación nos muestran un decálogo con consejos con el fin de acertar siempre en la elección de la entidad que imparta en las empresas la formación que necesitan sus trabajadores (sin morir en el intento):
1.- Adaptación a las necesidades de la empresa. El perfil de los distintos puestos de trabajo, los planes de desarrollo profesional y la detección de necesidades formativas son la base para diseñar una formación adaptada a las exigencias reales de la organización que guarde relación con su actividad empresarial. No se trata simplemente de impartir formación estandarizada contenida en un catálogo genérico de cursos.
2.- Alineada con la estrategia. La formación que imparta la entidad debe estar alineada con la estrategia empresarial y perseguir los objetivos de la organización.
3.- Entidad de referencia. Es importante que el impartidor sea una entidad de referencia en el sector, que lo haga con calidad y que cuente con una solvencia técnica acreditable, tanto en la fase de consultoría y detección de necesidades formativas como en la de impartición. Es conveniente que la entidad esté acreditada y/o inscrita en el Registro Estatal de Entidades de Formación, algo obligatorio si contamos con una entidad organizadora externa de la formación.
4.- Oferta de valor y formación competitiva. Comprueba que los servicios y productos que te ofrecen se adaptan a lo que necesitas. Busca el valor añadido para que la formación se transforme en herramienta de cambio que facilite la consecución de los objetivos empresariales y te haga más competitivo como organización.
5.- Expertos Docentes capacitados y con amplia experiencia. Su función es vital, como lo es confirmar su solvencia profesional solicitando siempre su curriculum vitae.
6.- Asegúrate bien. Pide presupuesto y propuestas e incluso un contrato de obligaciones con la entidad impartidora y organizadora. Busca, compara y compra.
7.- Prueba antes de usar. Antes de contratar, por ejemplo, un servicio de formación online, asegúrate de que la plataforma eLearning es la más adecuada y que todo funciona correctamente. Los contenidos online deben cumplir todas las nuevas exigencias marcadas por la FUNDAE (entre otros, interactividad y apoyo audiovisual) no mero PDF.
8.- El precio no lo es todo. No elijas tu proveedor de formación basándote exclusivamente en la propuesta económica. La propuesta técnica debe ser determinante en la decisión, ya que será la que marque la diferencia y te garantice el cumplimiento de los objetivos establecidos.
9.- Ojo con las infracciones. Que la entidad de formación o la entidad externa organizadora no haga las cosas bien te puede salir caro: quizás tengas que devolver el importe de la formación que te hayas bonificado o asumir posibles sanciones económicas. Pide referencias y asegúrate de la solvencia de los proveedores de formación.
10.- Haz balance. Si contrataste la formación para lograr unos objetivos, comprueba la eficacia de la misma. Si ha funcionado, ¡enhorabuena! Si no, replantéate qué ha podido fallar y vuelve al punto 1. De los errores se aprende.
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