La importancia de la cultura organizacional ha sido creciente en la última década. Porque los expertos y expertas, CEO de todos tipo de corporaciones, personal investigador, etcétera se han dado cuenta de que esta es la que engrandece a las organizaciones. Lo que las impulsa a llegar más lejos. ¿Cómo? Cuidando de su principal activo: las personas, y alineando a estas con los propósitos y objetivos empresariales.
De hecho, solo una cultura organizacional efectiva y atractiva es capaz de atraer a los talentos necesarios y de retener los mejores dentro de una empresa.
La cultura organizacional o cultura empresarial se refiere a la manera que tiene una empresa no solo de producir, sino de relacionarse con su plantilla, con su clientela, con sus proveedores e inversores, con sus consumidores y consumidoras y con la audiencia. Es decir, define el comportamiento de una organización respecto a la sociedad y entorno natural, y a su capacidad de responder a las necesidades de ambos.
Existen muchos tipos de cultura organizacional. Estos se han ido fraguando a lo largo de la historia en virtud de diferentes contextos socioeconómicos y políticos, así como de necesidades laborales.
Sin embargo, en la cultura organizacional hoy en día priman los modelos que apuestan por las personas como valor seguro. Es decir, por colocar a los trabajadores y trabajadoras en el centro de cualquier estrategia corporativa. Porque su bienestar y satisfacción contribuye decisivamente al éxito de las actuales empresas, en constante evolución, innovación y transformación.
Relación entre cultura y estrategia
La relación entre cultura de empresa y estrategia ha sido resumida en una frase ya famosa: la cultura se come a la estrategia en el desayuno, de enorme trascendencia en nuestros días.
¿Por qué? Porque viene a decir que de nada sirve una planificación minuciosa de acciones orientadas a resultados si el equipo humano no desempeña estas últimas de manera conveniente, mediante un comportamiento ligado a los valores y la misión de la organización.
Origen de la frase la cultura se come a la estrategia en el desayuno
La cultura se come como desayuno a la estrategia es una frase atribuida tradicionalmente a Peter Drucker (Viena, 1909-2005), padre del management moderno y uno de los pensadores más importantes del siglo XX, especialmente influyente en el ámbito de los negocios.
A Drucker se deben, además, la idea de la descentralización de la toma de decisiones en las empresas, el liderazgo responsable o la consideración de los empleados y empleadas como una inversión para las empresas.
No cabe duda de que la cultura empresarial es un pilar fundamental de las organizaciones. Pero ¿más que la propia estrategia?
Estrategia vs. cultura: ¿Cuál es más importante?
En el trabajo de comparación entre la importancia de la estrategia y la cultura encontramos dos realidades: sin cultura, no hay estrategia; una cultura adecuada puede potenciar una estrategia sencilla. De hecho, existen decenas de casos de estudio donde la estrategia falló debido a una cultura débil y de muchos otros que ponen de manifiesto cómo una cultura sólida puede potenciar una estrategia efectiva.
Los beneficios de una cultura organizacional sólida son cuantiosos y especialmente significativos a largo plazo.
Beneficios a largo plazo de una cultura organizacional sólida
La cultura organizacional sólida sienta las bases de un ambiente colaborativo y participativo. Un ambiente en el que sus profesionales trabajan de manera cohesionada, responsable y complementaria, es decir, efectiva. Y de forma satisfactoria para todos sus miembros, pues se sienten partícipes de los logros y éxitos de la empresa. Es decir, un ambiente de implicación y autonomía que es visto con buenos ojos por los nuevos talentos y que comporta enormes ventajas y excelentes resultados a largo plazo.
Algunos de esos beneficios especialmente significativos son:
- Impacto positivo en la retención y satisfacción del personal.
- Mejora en la innovación y adaptabilidad empresarial.
- Aumento en la lealtad del cliente y reputación corporativa.