Aunque el horizonte luce prometedor para la economía global para 2024, en el radar también hay algunos riesgos globales que pueden poner en jaque el mundo empresarial el próximo ejercicio. Según el estudio “Global Risk Analysis: Horizonte 2024”, elaborado por EALDE Business School, existen cinco posibles riesgos globales para 2024, relacionados con temas políticos y militares; la descarbonización y la apuesta por la sostenibilidad; además de riesgos relacionados con la inteligencia artificial y la tecnología, la crisis de talento y con el cambio climático y el agua.
La descarbonización de la economía y la crisis de tierras raras
Sergi Simón, autor del estudio y coordinador del Área de Riesgos de EALDE Business School, mantiene que la sostenibilidad ha irrumpido de forma decisiva en los últimos años. El Acuerdo de París, firmado por 196 países en 2015, fue el punto de partida para acometer un cambio de paradigma a nivel global sobre la forma en la que producimos y consumimos. A partir de ahora, la sostenibilidad pone en el centro del cambio a todo el sector financiero. La idea es que el catalizador del cambio sea el propio capital. Se debe hacer fluir el capital hacia las actividades que se consideren sostenibles.
De esta manera, aquellas empresas que no sean sostenibles tendrán un acceso al capital más difícil y costoso. Esto tiene una implicación importante en todo el sistema financiero, que motiva que se vaya a obligar a las empresas a explicar en qué términos, el tipo de actividad que realizan, tendrán un más fácil o más complicado acceso al capital, es decir, en qué medida esta nueva aproximación a la sostenibilidad puede comprometer su rendimiento y solvencia. Y como no, esto condicionará la apuesta que entidades financieras, sector asegurador e inversores hacen en las diferentes empresas.
En este contexto, las primeras actividades que sufrirán la dificultad de acceder al capital serán aquellas que estén más carbonizadas, es decir, aquellas que tengan una mayor dependencia de los combustibles fósiles. De igual manera, las empresas del sector energético no renovable se verán igualmente expuestas a riesgos de desinversión por parte de accionistas.
Los efectos físicos del cambio climático
Los efectos del cambio climático son cada vez más claros y evidentes. Estar expuestos a más frecuentes y peores eventos de origen natural, compromete sin duda el normal funcionamiento de las actividades. Para EALDE Business School, los eventos de este tipo que pueden condicionar el normal funcionamiento de una actividad son, entre otros, los de origen físico (desprendimientos, movimientos ladera y similares, fenómenos de subsidencia y similares), los de origen meteorológico (precipitaciones intensas, ventiscas, ciclones, huracanes…) y los hidrológicos (inundación fluvial y pluvial, inundación costera, o sequía).
Finalmente, cabe distinguir entre riesgos agudos y crónicos, en el sentido de que por los primeros entenderemos eventos extremos, normalmente de tipo local y de ocurrencia súbita (olas de calor, precipitaciones extraordinarias, inundaciones), y por los segundos, aquellos de ámbito más regional y de ocurrencia progresiva (desertificación o subida del nivel del mar). Como vemos, los riegos físicos pueden causar daños de forma súbita, aguda o pueden tardar más en dejar patentes sus efectos. Este 2024 la crisis del agua, en términos de un potencial aumento del estrés hídrico de muchas regiones del planeta, debería considerarse como de análisis prioritario en muchos sectores.
La inteligencia artificial y la dependencia de los datos
La inteligencia artificial ha irrumpido de forma clara y generalizada a lo largo de este 2023, pero aún está lejos de desarrollar todo su potencial. Al margen del recorrido que se tiene en términos de algorítmica y aprendizaje, un escenario que presumiblemente tendrá un efecto disruptivo nunca visto en la historia de la humanidad, la computación cuántica, acabará por llevar a la inteligencia artificial y a la computación en general, a límites insospechados.
Sergi Simón mantiene que las ventajas de la IA son innumerables y, en consecuencia, las oportunidades asociadas muchísimas. No obstante, los riesgos también son igualmente enormes. Confiar en exceso de los resultados de procesos de IA puede llevarnos a cometer errores críticos. “El uso de la IA por parte de malas prácticas de la competencia puede llegar a destruir nuestra reputación, y los sesgos asociados a malos modelos de entrenamiento puede discriminar colectivos o poblaciones enteras”, aclara el experto. En este sentido, no solo se trata de vigilar las nuevas prestaciones asociadas la IA, se trata de pensar cómo esas nuevas prestaciones pueden convertirse en amenazas.
En segundo plano, pero no por ello menos importante, está la enorme dependencia que cada vez más tienen todo tipo de actividades del flujo de información, y de la transferencia de datos mediante internet. Ya no solo se trata de la vulnerabilidad asociada a que los datos fluyan por la red, se trata de que, si dejan de fluir, la disrupción es clara y potencialmente crítica.
La crisis de talento
La ‘crisis del talento’ se refiere a la dificultad que muchas empresas enfrentan para reclutar y retener empleados capaces de comprometerse con su trabajo a un nivel de desempeño óptimo, entendiendo que el talento no está necesariamente ligado a la formación, en muchos casos, el talento depende de habilidades innatas o adquiridas.
Los trabajos de mitigación asociados a este riesgo o escenario son las encaminadas a planificar la flexibilidad laboral, tener menos dependencia del factor humano (digitalizar y robotizar), y desarrollar planes de carrera en la empresa con itinerarios de crecimiento profesional, según los expertos de EALDE Business School. Toda empresa debería valorar qué puestos de trabajo son críticos y para ellos determinar en qué medida hay una crisis de falta de talento, de falta de compromiso o de fata de lealtad a largo plazo.
Los conflictos geopolíticos, las guerras y el terrorismo internacional
Los conflictos geopolíticos no son nada nuevo, pero cada vez que se desata una guerra o un acto de terrorismo, tendemos a percibirlo como inesperado. En términos de identificación o de predicción es interesante valorar estos escenarios en términos regionales. Para EALDE Business School, “esto es dividir el mundo en grandes regiones y hacer un análisis de dependencia que tiene mi empresa de lo que suceda en cada una de esas regiones”. Si se desata un conflicto como el de Rusia y Ucrania, hay que valorar qué dependencia se tiene de los recursos de esos países en términos de energía, agua, personas, materias primas, productos elaborados, datos (servidores), y dinero.
“Además, debemos tener en cuenta que también que los conflictos geopolíticos no se materializan necesariamente en guerras al uso. La mayor parte de las veces, los conflictos geopolíticos se materializan en términos de guerra comercial”, señala Simón.
Este próximo 2024 viene marcado por los dos grandes conflictos bélicos activos: Rusia-Ucrania e Israel-Palestina. Este último puede desencadenar una escalada que extienda el conflicto a nivel regional, pero también es esperable que se puedan intensificar las tensiones entre otros países como China-Taiwán o Corea del Norte-Estados Unidos.
Asociadas a los conflictos geopolíticos, especialmente los bélicos, tenemos las grandes crisis migratorias en forma de éxodo de refugiados. Estos eventos son generadores de escenarios propiamente dichos y deben ser igualmente considerados cuando ello pueda afectar a la dinámica de nuestra empresa, según EALDE Business School.